Aunque al fichar por Jagjagwuar Briana Marela normalizara un poco su estilo inicial, que mezclaba pedacitos de folk de dormitorio con la experimentación y la electrónica, su segundo disco bajo el sello demuestra una vez más el enorme potencial de una artista que se expande por nuevos territorios sin olvidar lo aprendido por el camino. En "Call It Love", Marela confirma el synth pop etéreo como un vehículo eficaz para hacer su estilo más asequible y bailable, pero con jugadas de lo más arriesgadas. Melodías cristalinas, atmósferas envolventes y una voz cuyas posibilidades ha llevado al límite a base de capas, efectos y loops.
El toque azucarado, visible sobre todo en unas letras un tanto infantilizadas, puede resultar cargante llegados al tramo final del álbum, pero el juego constante con lo inesperado no deja espacio para el aburrimiento. Hay épica e intimidad, luz y oscuridad. "Call It Love" es la enésima demostración de que Marela juega con sus propias reglas y de que estamos ante el principio de algo grande.
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