Beach Music
Discos / Alex G

Beach Music

7 / 10
Álex Jerez — 25-11-2015
Empresa — Domino/Everlasting
Género — Rock

Un juego oscuro y diverso. Así es el álbum debut de Alex Giannascoli en Domino y el sétimo en su carrera musical. Turbio, incómodo, desolador y rico en musicalidad. Un arsenal de composiciones que ha tratado con cariño y cuyo enlace de unión podría ser la amargura que dejan a su paso. Y es que, tras destacar el pasado año, por encima de Bandcamp, con “DSU” gracias a su capacidad de saber mantener la belleza de sus creaciones sin importar el género y dando su vida al eclecticismo. Ha querido repetir la misma formula en “Beach Music”. De manera descolocada, te hace viajar por un indie-rock de libro en “The Bug” (con alguna sorpresa vocal), te chuta una dosis distorsionada y excéntrica de electrónica con “Look Out” o te invita al pop más british en “Ready”.

Nos gusta imaginarnos que toda esta colección de canciones sigue surgiendo en la intimidad de su habitación, entre sus cuatro paredes, como en los viejos tiempos. Que la mente de este joven multi-instrumentalista de 22 años sigue soñando con aportar lo mejor a cada pieza y no con aspirar a alcanzar figuras como Animal Collective o Built to Spill. Y es que está claro que la música de Alex G está construida a base de grandes influencias pero, sobre todo por un innegable y enorme talento.

Letras frágiles, solitarias (“Undone”), o ambiciosas y algo corruptas. Alex G ha sido fiel a sus principios, pero también ha apostado por la experimentación. No le da miedo no estar a la altura de su anterior, y aplaudido, álbum y eso a nivel creativo es un extra. Pero, no os creáis que solo hay hueco para la angustia y la crítica. Alex también suelta alguna cursilería en “Beach Music” y para demostrarlo solo hace falta escuchar “In Love” con esa curiosa trompeta como protagonista.

La joven promesa lo-fi vuelve a cerrar un álbum que refleja su largo recorrido pese a la falta de popularidad. “Beach Music” te obliga a creer en el universo de Alex G, a ir a la deriva y no obsesionarte con buscarle un sentido a cada elemento. A esas piezas de puzzle que sin saber muy bien como, nos encajan a la perfección.

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