The Horrors, luces en la oscuridad

Aunque los promotores del concierto no pensarán lo mismo, estoy convencido de que fue una suerte que la actuación de The Horrors coincidiese con un importante partido de fútbol y con el paso de Muse por Barcelona. Lo fue porque la efectividad de estos jovencitos británicos está en las distancias cortas. Lo suyo no son los festivales, son los espacios pequeños y mal iluminados, el sonido saturado y con los altavoces escupiendo suciedad en la cara del público. Gracias a que esas condiciones se cumplieron vivimos el mejor de los cuatro conciertos de The Horrors que he presenciado. Si a eso le sumamos que sonaron cómo tenían que sonar y como no suelen hacerlo, resulta sencillo subrayar como resultado de la ecuación una pequeña victoria. Quizás Geoff Barrow haya resultado determinante para hacer de “Primary Colors” un disco tan rotundo (¿tanto como Andrew Weatherall lo fue para “Screamadelica”), pero lo que sí puedo asegurarles es que estos cuatro escarabajos flacuchos reproducen al dedillo todos los detalles y todos los ambientes de su segundo trabajo, que ocupó la mayor parte de su set (aunque para los minutos finales acudieron a “Sheena Is A Parasite”, para darle un rumbo distinto al final del concierto). Y saben qué, que se agradece mucho que haya jóvenes con ganas de ofrecer propuestas rasposas e incómodas y que entiendan que oscuro no tiene por qué significar caduco o apolillado. The Horrors suenan crudos y malcarados como en su momento muchos otros y eso me gusta. Tan pronto recuerdan a los Bauhaus más ariscos como se lanzan a darle un barrido al kraut rock con las armas del shoegaze. Si además son capaces de interpretar con una coherencia muy loable el “Ghost Rider” de Suicide, pues aún mejor. Como invitados estuvieron The Lions Constellation. Los catalanes están más activos que nunca, algo que se constata en un directo cada día más sólido y que únicamente requiere más personalidad propia para recalar entre los gustos de los aficionados al shoegaze más lisérgico.