Muse reunió a más de 18.000 creyentes en el Palacio de Deportes
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Muse reunió a más de 18.000 creyentes en el Palacio de Deportes

8 / 10
Ignacio Serrano Ruiz — 20-10-2012
Empresa — Live Nation España S.A.U.
Sala — Palacio de Deportes de la C. de Madrid
Fotografía — Mariano Regidor

Sus discos no tienen esa capacidad, pero sus directos… sus directos son otra historia. Eso sí que emociona a cualquiera. El pasado sábado, contemplar el Palacio de Deportes convertido en una Misa-Muse, con cerca de 18.000 creyentes dispuestos a levitar, dejó bien clarito que era una de esas “grandes ocasiones” en las que o te dejas llevar, o mejor no te dejes caer por allí.

Y eso que la cosa empezó algo extraña. Bajo el manto de luces rojas, el trío salió vitoreado a escena para atacar el dubstep infernal de “Unsustainable”, y uno no podía dejar de preguntarse “¿están tocando sus instrumentos?”. Sonó exactamente igual que en el CD de “The 2nd Law”, y eso sólo debe ser posible con pregrabados. Además, es un corte que hubiera funcionado muy bien como una introducción enlazada inmediatamente con el siguiente tema, pero no fue así. El estruendo terminó, dejando unos segundos de silencio antes de que empezara la música de verdad. Así, pareció algo casi forzado y fuera de lugar.

Con “Supremacy” empezó el concierto propiamente dicho, y si el sonido ya había sido epatante, ahora era directamente imposible. Cómo se puede sonar así de limpio y atronador al mismo tiempo, es un secreto que muy pocos deben conocer. Sorprendió ver a Matt Bellamy convertido en el Dave Grohl del rock épico, moviéndose sin parar por todo el escenario, animando el cotarro con mucha más empatía que en otras ocasiones. Y así, para el cuarto tema, “Super Massive Black Hole”, el recinto ya estaba hecho trizas.

Mesiánico y todopoderoso, Bellamy ofreció imágenes icónicas de sí mismo al interpretar “The Resistance” como una verdadera deidad, cuyos gestos eran obedecidos por la masa rendida a sus pies. Que hay que dar palmas, se dan, que hay que agitar los brazos hacia arriba, se agitan, que hay que gritar, se grita. Si uno no es muy fan, por un momento la cosa da que pensar… ¿de verdad pintamos así de cómicos, frívolos, fútiles cuando nos venimos arriba con nuestros respectivos guitar-heroes? Sí amigos, todos nos ponemos muy tontuelos. No hay nada de lo que avergonzarse, al contrario.

Porque espectáculos totales como los del sábado apelan a nuestro lado más instintivo, que, cosas que pasan, suele coincidir con nuestro lado más infantil. Posiblemente eso mismo ha llevado a Bellamy a plantear una puesta en escena como esta para esta gira, basada en “The Wall” de Pink Floyd, seguramente unos de sus ídolos de su pubertad. Una pirámide de pantallas gigantes descendió poco a poco del techo, para después bajar pieza por pieza hasta alcanzar su vértice y empezar a invertirse engullendo por completo al grupo. Sin embargo, la significación fue totalmente distinta a la pergeñada por Roger Waters. Él quiso escenificar su sensación de distancia respecto al público, pero a Bellamy eso no lo va. Sí el lado estético gigantista, pero no el mensaje. Él no siente esa distancia. De hecho, pasada la primera mitad del concierto bajó al foso para chocar esos cinco con toda la primera fila de fans. El otro gran momento de sorpresa fue su tropezón. Sí, el impecable frontman se cayó al suelo de boca en “Panic Station”, pero salió indemne cual Axl Rose del siglo XXI.

“Time is running out” enfiló la apoteosis de tal manera que hasta “Liquid State”, cantada por Chris Wolfstenholme, sonó temebunda. Y si Bellamy estuvo soberbio en “Undisclosed Desires” –uno de los instantes más espectaculares en cuanto a iluminaciones y lasers-, imagínense al enlazar “Plug in Baby” y “New Born”. Otro tema que no esperábamos que funcionara de forma tan colosal fue “Uprising”. Ahí sí que hubo sensación de estar ante la banda más poderosa del planeta, pese a quien pese, incluido servidor. Y es que como una ola, que diría la Jurado, la fotografía del público hacía contener el aliento. Impresionante la entrega de la parroquia, especialmente con los emotivos versos de “Knights of Cydonia” (You and I must fight to survive…), ya en la recta final.

Sólo quedó una cuestión en el aire. ¿No fue más impresionante lo de las torres de la anterior gira? Quizá sí. Y eso sería un fracaso en toda regla para Bellamy y los suyos, que si en algo se esfuerzan, es en llevarlo todo siempre más allá, en superar lo ya hecho. Pero a ver quién es el listo que habla de fracaso. Con semejante monstruosidad de casi dos horas de duración, no hay quien proteste, no hay quien dude de pregrabados, no hay quien se atreva a criticar sus discos recientes, no hay quien se resista a ellos. Y así no vale.

16 comentarios
  1. Yo estuve allí, fue como lo cuentas, se puede renegar de Muse, pero uno no puede negar la evidencia de que tienen un poder al alcance de pocos, muy pocos, en un escenario, y eso no sólo es por su puesta en escena, también lo es porque temas como Uprising son piezas musicales devastadoras.

  2. Las canciones de sus primeros discos suenan brutales con la escenografía que llevan pero los pregrabados y los temas de sus últimos discos son lamentables odas a la mediocridad. Concierto de altibajos, sinceramente con el escenario tan espectacular que llevan me dejaron frío.

  3. ¡Te dejaron frío! Debes ser de hielo... Por cierto, el comienzo con "unsustainable" me pareció todo un acierto.

  4. Hacía mucho que no me aburría tanto en un conierto. Un producto sobrevalorado

  5. Acusar de pregrabados sin ningún tipo de pruebas esta muuuuuyyy feoooo.Respecto a la música,todo el mundo evoluciona,madness en directo espectacular.Si os gustalo viejo ,os aburría...ya sabéis quedaos en casa y dejad disfrutar a los q se quedaron si entrada entrada.

  6. Lo que me quedaba por leer. Aburrimiento. Sera que no te gusta Muse. Con la de gente se se quedó sin entrada y tu desperdiciandola...

  7. Debe de ser muy duro pagar una pasta por ver a Muse y aburrirse tanto, amigo.

  8. He ido a 5 conciertos de Muse, y con mucha diferencia este ha sido el peor con mucha diferencia. La pena de todo la tienen los temas que tocan en los conciertos. la mayoría sobra. tienen mil temas mejores y más cañeros.

  9. Conciertazo. Es para hacerse mirar lo de acudir a conciertos "porque es lo que toca", porque está de moda, y luego decir que uno se aburre. Hay que ser bobo. Yo no voy a ver a la Pantoja. Sus seguidores serán muy suyos, pero yo no y por tanto no voy. Si fuese, me aburriría, lógicamente.

  10. Los preparados eran evidentes cuando ves una guitarra, un bajo y una batería y escuchas además un sintetizador. No obstante, a mi el concierto me gustó bastante. Tal vez porque estaba preparado para lo peor, ya que su último disco sólo tiene 4 temas dignos y me dolió mucho la pasta de la entrada.

  11. Efectivamente al meter tantos temas del último disco el concierto no fue nada cañero, pero estábamos avisados desde hace más de un año. La confirmación llegó al escuchar por primera 2nd law, que te remite a una segunda escucha preguntándote ¿y eso es todo? Pero el concierto fue honesto.

  12. En el 75 tambien algunos se metian con los discos de queen y con sus conciertos...y ahora todos los echamos de menos... A mi gusto, el concierto fue un bastinazo. Un espectáculo digno de ver. Quien se haya aburrido,... está en su derecho.

  13. Tuve la gran suerte de asistir a un concierto mágico, en el que había gente de todas las edades, la conjunción de sonido y luz, así como la brillante ejecución de los temas hizo que el conjunto resultara tan espectacular, fuimos toda la familia, y las 2 horas se hicieron cortas,M.

  14. Your post is a timely conriibutton to the debate

  15. That's a modakbrel-er. Great thinking!

  16. Great insthgi. Relieved I'm on the same side as you.

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