Mulafest, electrónica con conciencia
Conciertos / Mulafest

Mulafest, electrónica con conciencia

7 / 10
Tomás Crespo — 29-06-2015
Empresa — Mulafest
Fecha — 26 junio, 2015
Sala — Ifema Madrid Live
Fotografía — Alfredo Arias

Galería fotográfica por Alfredo Arias

Salvando las evidentes distancias (tradición, implantación e influencia) Mulafest empieza a perfilarse como lo más parecido a un pequeño Sonar que tenemos en Madrid. Un festival eminentemente electrónico que no duda en prestar atención a otros géneros y ofrecer actividades paralelas para los visitantes diurnos: exposiciones, skate, tatuaje... hasta comida urbana. Los motores comenzaron a calentarse el jueves en el escenario Coca-Cola, centrado en nombres incipientes de la escena patria, con el pop bailable de Barei y Lucía Scansetti y las sesiones del dúo Atica y el colectivo MNDNG. Un aperitivo que nos abría el apetito para los platos fuertes del día siguiente.
Ya el viernes llegarían las actuaciones más esperadas. El dúo danés-canadiense Rhye venía precedido por el misterio que rodeaba sus primeras canciones (publicadas anónimamente en la web). Milosh y Robin Hannibal se rodearon de una banda completa para mostrarnos su catálogo de sugerente y romanticón R&B contemporáneo (entre The xx y Sade). Quedó un poco deslucido al encontrarnos aún a plena luz del día, pero cumplió las expectativas en canciones como "Open". Por cierto, en el escenario pequeño la sorpresa vino de la mano de otro dúo: Blue Hawaii. Folktrónica en estado puro, pero con clase.
Inmediatamente después llegaría la que fue, sin duda alguna, la gran actuación de la cuarta edición del Mulafest. Debido a la temprana hora a la que se le esperaba (apenas las 22:30) muchos presagiaban que Jon Hopkins nos brindaría una selección de electrónica intimista y downtempo. Nada más lejos de la realidad. El genio británico se marcó una espectacular sesión de Techno elegante y minimalista que hizo vibrar a los presentes, devotos o recién conversos. Hopkins hila muy fino. De forma ascendente va trazando infinitas capas de aterciopelados sonidos y ritmos holísticos que estimulan los sentidos del oyente hasta que uno se ve sin poder evitarlo completamente atrapado en su red. Temas del calibre de "Open Eye Signal" o "Collider" nos transportaron literalmente a otra dimensión, tanto a nivel físico como emocional. Claro que los brillantes y psicodélicos visuales también ayudaron, para que negarlo.
Tras semejante magnificencia, era fácil decepcionar. Los austríacos Klangkarussel ni siquiera tuvieron la oportunidad de hacerlo, pues su actuación se vio cancelada en el último momento porque al parecer uno de ellos se encontraba ¿indispuesto? (como ya pasara, por cierto, el mes pasado en el SOS). En su lugar repitieron Atica, esta vez en el escenario grande. Su electro-house facilón resulto del todo intrascendente. El listón estaba demasiado alto. Esto le pasó factura también a John Talabot, cuya actuación se vio un tanto eclipsada por lo que habíamos presenciado antes. De todos modos, su sesión a base de atmosféricos pasajes y balearic beats tampoco defraudó. El barcelonés se ha convertido por méritos propios en un referente del deep house a nivel internacional. Tuvo momentos ciertamente brillantes, como cuando sonó su hit "Destiny" o cuando mezcló en directo "Chained" de sus amigos The xx.
Por su parte, los archiconocidos 2 Many DJs comenzaron con una pinchada más eminentemente electrónica de lo que habitúan, ante un público un tanto desorientado. Los hermanos Dewaeleson son viejos conocidos de la noche patria y saben bien lo que nos pirra. Ni cortos ni perezosos nos metieron a Chimo Bayo y lo que comenzó como una sesión de electro-house se convirtió en cuestión de segundos en italo-disco. Tampoco faltaron algunos de sus coetáneos: Vitalic, Le Tigre, Hot Chip... Los suecos son especialistas en intercalar lo evidente con lo inesperado. Así, en breves intervalos, oímos desde Technotronic hasta Beastie Boys, cerrando nada menos que con "Bigmouth Strikes Again" de The Smiths. Casi nadie lo pillo. De todos modos, tampoco fue su mejor sesión. La noche se cerró con Optimo (Espacio), los otrora responsables del mítico club de Glasgow, otros animales del mash-up.
El sábado el menú fue algo más ecléctico y, desde luego, menos intenso que la primera jornada. Empezando con el madrileño Ed Is Dead y la nueva sensación del rap nacional PXXR GVNG. La crew del Raval venía con la etiqueta de ser la versión patria de Odd Future. Puede que jueguen con sus mismas armas, pero a mi se me atragantaron desde el principio. Esta claro que son todavía muy jóvenes, pero su fijación por la palabra "puta" parece más bien de parvulario. Parece mentira que un género tan rico como este se vea continuamente contagiado por clichés y actitudes machistas que deberían estar ya erradicadas.
Por el contrario, Sophie resultó una de las propuestas más interesantes de esta edición. Con nombre femenino e imagen pretendidamente andrógina (no, no es la italiana Elena Ferretti) el británico Samuel Long es la figura más prominente del colectivo PC Music. Temas como "Blipp" o "Lemonade", con sus disparatadas y saltarinas líneas de bajo y sus histriónicas voces de helio, resultan tan desquiciantes como adictivos. Menos enjundia tuvo lo de Is Tropical, pese a su más que vistosa puesta en escena. Kirstie Fleck canta poco, pero es una auténtica fiera en el escenario. Tras un arranque muy potente fueron perdiendo fuelle hasta terminar por diluir su electro-rock entre el murmullo de la gente, que esperaba ya con ansía devenires eminentemente bailables. Claro que la versión dj de Mount Kimbie tampoco animó demasiado el cotarro. Programar una sesión de ambient y post-dubstep no parece lo más recomendable según a que horas. Su oscuro sonido a base a ritmos experimentales y minimalistas, fue definido por alguno de los presentes como "house espiritual". No se si será para tanto, pero el momento en que pincharon "My Girls" de Animal Collective fue uno de los más memorables de la noche.
En esas estábamos cuando saltó al escenario Hudson Mohawke. Al productor escocés le bastaron apenas unos segundos para poner el festival patas arriba con su característico sonido hipervitaminado. Ese sonido que ya no se si llamar trap, wonky, bass, glitch, aquacrunk o yo que sé, pero que es básicamente una mezcla de electrónica experimental y hip hop con un punto de desparrame. La estética retro-futurísta, las luces de neón, así como la presencia de músicos en directo (el batería de Two Door Cinema Club Ben Thompson y el teclista Redinho) no hizo sino acentuar aún más la sensación de grandilocuencia. Cuando despacharon el "Higher Ground" de TNGHT, su extinto dúo con el productor Lunice, la locura ya era total. La despedida y cierre corrió a cargo de Evian Christ, colaborador también, como Mohawke, del "Yeezus" de Kanye West. El jovencísimo productor británico descargo su vertiente más lúdica y accesible para una multitud enardecida que ya preguntaba por el cartel del año que viene.

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