Ver a Maika Makovski en concierto es siempre una apuesta segura, aunque esta vez había un aliciente novedoso que hacía de aquel concierto una prueba de generosidad por parte de la mallorquina. Siempre parapetada por su eterna sonrisa, aceptó tocar y girar con los alumnos de LIPA (Liverpool Institute for Performing Arts), o lo que es lo mismo, una escuela para músicos profesionales, auspiciada por el mismísimo Paul McCartney. Con una media de edad de 23 añitos, los 7 alumnos pusieron guitarras, teclados, saxo, bajo, batería y coros a sus canciones, que sonaron diferentes pero dignas, teniendo en cuenta el poco tiempo que tuvieron para prepararlas. Quizás cortados por su falta de experiencia, se mostraron atentos a la técnica y faltos de frescura, que se compensó con la simpatía y cercanía de Maika.
El repertorio fue un recorrido irregular por su discografía en la que destacaron su maravilloso “Numbers”, “The Bastard and the Tramp” “Iron Bells”y una apoteósica recta final con la sexual “Lava Love”, “No Blood” y “Languaje”. Con un público entregado que llegó a olvidar en muchos momentos ese experimento musical con los alumnos, Maika puso un broche de oro interpretando en solitario a la guitarra su “Song Of Distance”, con esa sucesión de agudos capaz de erizar vellos y hacer llorar a las piedras. No es que fuera un acto de bondad, es que a esta mujer le sobra el talento para permitirse compartirlo y derramarlo.
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