Su momento
Conciertos / León Benavente

Su momento

8 / 10
Enrique Peñas — 20-05-2016
Empresa — Marxophone
Fecha — 19 mayo, 2016
Sala — Teatro Eslava, Madrid
Fotografía — Alfredo Arias

Creérselo es importante, a veces tanto o más que tener una buena colección de canciones. Por eso, empezar un concierto con “Tipo D” no es una cuestión menor; que en el primer minuto el público ya esté coreando “quiero que esto sea un hit” ayuda, y mucho, a sentar las bases de lo que vendrá después. Unas cuantas palabras (alemán, liberal, Bardem, Opus Dei, tarjeta black, cargo público, etc.) en el sitio preciso y en el momento adecuado harán el resto, incluso dando por buena la rima de hit con Lady Di para que todo quede en su sitio. Lo compramos: es un hit y ellos son Abraham Boba, Edu Baos, Luis Rodríguez y César Verdú, curtidos en mil batallas antes y a los que el éxito se asoma de forma tardía, pero absolutamente cierta. Ya no es una cuestión de fe, sino que lo pueden tocar; no se trata solo del llenazo en la Joy (algo que en realidad ya habían conseguido con su primer disco), sino la sensación de que su música y su actitud están pidiendo a gritos recintos más grandes, en una suerte de progresión geométrica que continuará en distintos festivales a lo largo de este verano, ampliando aún más su público potencial.

Pero vayamos a lo de ayer, incluyendo los problemas de sonido que tuvieron que sortear en determinados momentos, empañando el inicio de “California”. Los hits llegan ahora, porque “2” contiene al menos seis canciones que son carne de directo, pero si cuajan también es porque ya estaban antes; lo comprobamos pronto con la secuencia formada por “Ánimo, valiente”, “Estado provisional” o “El rey Ricardo”, ejemplo perfecto de que algo tan simple como los pulgares hacia bajo puede convertirse en una llamada a la acción desde el escenario. Antes, un estribillo mínimo (“Y esto se vende”) ya había hecho su trabajo en “La ribera” para que el personal se sumara a la causa, aunque el contenido político-social no se sitúe necesariamente en primer plano. Nada que ver, sin ir más lejos, con la reciente puesta en escena de Nacho Vegas -tres de los cuatro miembros de León Benavente forman parte de la banda del asturiano- en las fiestas de San Isidro.

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Aquí estamos ante una celebración colectiva, casi la exaltación de una victoria, para emprender un segundo bloque en el que no hay cambios sustanciales, manteniendo la misma línea continuista de sus discos; con mayor presencia de los teclados en “Nuevas tierras” y la euforia desatada (nada nuevo, esto ya lo habían hecho El Columpio Asesino) en “Gloria”, seguida del ritmo machacón de “Celebración (siempre hacia delante)” y de la efectista “La palabra”, que tres años después no da síntomas de agotamiento. Porque el éxito de León Benavente hoy tiene mucho que ver con la manera en que su debut ha escalado posiciones en esta carrera de fondo, extendiéndose incluso a los minutos con menos músculo, como “Avanzan las negociaciones” (un tema menor, aunque Boba reclamase el movimiento de la bola de espejos para subrayar la complicidad con el público) o “Todos contra todos”. Los trucos y la vanidad forman parte del espectáculo (ahí está “Habitación 615” para dejarlo claro), en idéntica proporción a la entrega y la solvencia de un grupo en el que no hay fisuras, levantándose imponente con los graves de “Aún no ha salido el sol” y dejando para el final la furia de “Ser brigada”, donde muestran esas aristas que quizá se echen de menos en determinados pasajes del concierto para romper con una abrumadora seguridad que llega a confundirse con la zona de confort. Entre tanto, la creencia se ha convertido en certeza: éste es su momento.

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