Lo nuevo y lo viejo
Conciertos / Jd Mcpherson

Lo nuevo y lo viejo

8 / 10
Jon Pagola — 16-03-2018
Empresa — I Wanna / Bloody Mary
Fecha — 15 marzo, 2018
Sala — Intxaurrondo Kultur Etxea, Donostia
Fotografía — Juan González Andrés

La primera vez que JD McPherson pisó suelo en la Península se quejaba de que el aire acondicionado del avión había chafado su voz. En la sala El Sol de Madrid, a finales de 2011, nadie notó nada extraño y su garganta se portó como un campeón. Siete años más tarde el único hombre que -salvando las distancias- puede sustituir a Nick Curran sigue cantando como los ángeles. Y como en su estreno español, agota entradas allá por donde va.

Varias cosas han cambiado en todo este tiempo. Para empezar, se ha formado un grupo sólido más allá de la dupla McPherson-Sutton y que incluye un teclista californiano. McPherson también ha cambiado. Ya no es solo un ortodoxo rockabilly, quizás nunca lo fue, sino que se ha abierto a otros estilos para no perderse entre tanta fotocopia retro sin fundamento. Su último disco, "Undivided heart & soul", es buena prueba de ello. Un tema tan pop como “On the lips” nunca hubiera sonado antes y marcó el contrapunto de un concierto que tuvo un poco de todo: rock and roll marca de la casa (“Let The Good Times Roll”, “Desperate Love”), aires a Black Keys (el riff de “Lucky Penny” es muy “Lonely Boy”), powerpop (“Under the spell of city lights”), R&B de toda la vida, solos que enloquecieron al público y, como siempre, un espectacular Jimmy Sutton al contrabajo que McPherson lo presentó con el nombre de “Mr. rock and roll”.

A veces parece que van con el piloto automático puesto, pero es que todo lo hacen tan fácil, resultan tan naturales y creíbles, que no saben hacerlo de otra manera. Lo llevan dentro. Empezaron a las 22:00 horas con “Bossy”, como ya es habitual, y terminaron con el bis de “North Side Gal” a las 23:20, como también es habitual. Quizás más de uno (y escribo en masculino porque el 80% del público estaba compuesto por hombres) esperaba que le diesen más cancha a su lado rocker, a los temas con los que se dieron a conocer de la mano de su debut, Signs & Signifiers . Se notó en las caras de alegría que provocó la onomatopéyica “Wolf Teeth”, uno de los bises.

Pero por mucha gomina y vaquero que gasten, JD McPherson y sus chicos no pisan solo terreno conocido. Mejor así. Solo hubo dos fallos en la noche de ayer. No pudimos disfrutar del vozarrón de Sutton -no sonó “Country Boy”- y después sucedió un imprevisto que no tiene nada que ver con el grupo, pero sí para que una velada de rock and roll sea perfecta: para la mitad del concierto habían dejado de servir cerveza por un problema con los cañeros. El pobre sustituto fue… el kalimotxo.

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