Quienes disfrutaron de la gira de retorno de Iron Maiden con Bruce Dickinson, Ed Hunter Tour, ya sabían con lo que se iban a encontrar. Un repertorio de infarto y una banda sueltísima y sin presión alguna. Liberados de la presentación de un disco, (el nuevo sale en septiembre) se auguraba como un concierto de grandes éxitos. Como teloneros, unos Murderdolls que no se amedrentaron con el enorme escenario y que dieron la talla con petardazos tales como “Slit My Wist” o “People Hate Me”.Sucios, agresivos y originales (aunque el cantante intente a ratos ser Mr. Manson). Una vez acabado, era el turno de Eddie, y de que sus creadores cortaran por lo sano. ”The Number Of The Beast” fue la primera y, a partir de ahí, una detrás de otra (“Fear Of The Dark”, “Heaven Can Wait”, “2 Minutes To Midnight”...). Bruce Dickinson corría de un lado a otro demostrando ser un acróbata casi profesional, a Janick Gers le deberían echar aunque fuese con un referéndum popular, y el resto estuvo en su sitio, como siempre, con un inconmensurable Steve Harris. Dos horas, de nuevo inolvidables, con una banda que son algo más que los reyes del heavy metal. Para muchos es casi una forma de vida.
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