Desparpajo y libertad
Conciertos / Fiesta Demoscópica

Desparpajo y libertad

8 / 10
Jon Pagola — 24-02-2017
Empresa — Mondo Sonoro
Fecha — 23 febrero, 2017
Sala — Dabadaba, Donostia
Fotografía — Albert Cavalier por Irene Mariscal

Uno no está acostumbrado a que un buen número de veinteañeros acuda a un doble concierto de rock. A los más jóvenes les pica el gusanillo de estilos alejados de las guitarras -el boom del trap es el ejemplo más paradigmático- y la ecléctica programación de la sala Dabadaba da buena cuenta de ello. Así que Cuando Albert Cavalier iban por “La Casita” y el ambiente juvenil de las primeras filas estaba caldeado se vio que esta vez las tornas habían cambiado: el rock and roll -y no el autotune- ejercían de imán. Y ya con el cierre punk-festivo de “Sábado noche, domingo mañana” algunos hasta se animaron a subir al escenario.

El grupo donostiarra tiene el don de mejorar cada vez que ofrece un concierto: como comentaba su antiguo miembro, Javi, ahora suenan más contundentes y compactos que en sus inicios. Y han ganado tablas. Asier le pega más fuerte (y mejor) a la batería; Gonzalo se permite hacer algún que otro solo y trastear con la guitarra; el bajo de Adela suena alto y, un año después de su primera actuación con el grupo, ha terminado por soltarse la melena; Pablo, por su parte, no ha perdido su encanto natural, entre amateur y naif y que, por favor, siga así. No cantan especialmente bien, sus influencias saltan a la vista, pero nadie les va a robar sus toneladas de ilusión. Su desparpajo infinito. Y eso ya es mucho. Fueron 45 minutos que se pasaron volando y que incluyó una extraña versión al ralentí con toque psych de “Wasted and stoned”.

A los cantos de sirena de la fiesta Demoscópica también había acudido parte de la flor y nata de la escena musical local como Havoc, miembros de Grande Days y Ghost Number & His Tipsy Gipsie, Rafael Berrio y Javi AMA. Algunos de ellos confesaban estar especialmente interesados en ver en directo a Leun, el joven trío de Mungia que vuela libre en los a veces estrechos márgenes del rock. Sus canciones son como montañas rusas de emoción e intensidad. Revuelven el estómago y apuntan al corazón del público al mismo tiempo. Lo mejor de su propuesta es su capacidad de salirse por la tangente: huyen de las construcciones obvias del pop-rock y, armados de infinidad de pedales, lo mismo les da por un pasaje de jazz o de post-rock como por inyectar rock sin complejos. Entre sus influencias (y héroes) citan a otro verso libre de la escena vasca, Joseba Irazoki, que ha colaborado en el próximo EP del grupo. La cosa promete.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.