Festival Castañas y Buñuelos

No hubo castañas, y los buñuelos que sirvieron en algún punto de la noche no estaban demasiado buenos. Tampoco se aprovechó la zona exterior de la Riviera como se había llegado a comentar, pero el festival Castañas y Buñuelos, nacido para conmemorar esta castiza tradición otoñal con motivo de las fiestas de la Almudena, fue un éxito, porque triunfó lo único que no podía fallar.
Con un cartel que auguraba el lleno de la sala, les tocó a los enérgicos You Don’t Know Me el ingrato papel de abrir para apenas una veintena de asistentes dispersos y poco predispuestos a empatizar con la propuesta de los madrileños. Una pena, porque sus tablas sobre el escenario, unas canciones hechas para el baile masivo y sobre todo, su encomiable actitud, merecían mayor atención. Pero para cuando salió La Estrella de David, la sala ya había entrado en materia. Acompañado por sus habituales, entre ellos Ana de la Bienquerida a la guitarra y Joe Crepúsculo a los teclados, David mantuvo su característica sobriedad altiva mientras fueron cayendo los temas del brillantísimo "Maracaibo", que a juzgar por los coros del público y la alegría con la que se recibieron "La Carretera", "Anita" o "Decathlon", le ha colocado ya en la primera fila del indie patrio. Aunque más animados, nada hacia prever lo que vendría después.
Manel salieron al escenario con discreción y alineados, batería incluida, al frente del escenario. Parece por momentos que incluso a ellos mismos les cuesta creerse hasta dónde han llegado, pero el carisma es lo que tiene y desde los primeros acordes de "Boomerang" demostraron quién había venido a hacerse con la noche. Ya son antológicas las anécdotas que Guillem Gisbert intercala entre canción y canción, las bromas que se gastan entre ellos, los bailes coordinados que practican... Ahora en Madrid no sólo se habla catalán en la intimidad sino a grito pelado y aunque no se entienda lo que se dice. "Benvolgut", "Flor groga", "La cançó del soldadet"… y por si era poco, en medio del concierto descubrimos que todo el espacio que sobraba al fondo del escenario estaba reservado para una orquesta de vientos, "Aniversari" y "Deixa-la Toni, Deixa-la" coreada por toda una sala entregada sirvieron como clímax final. La arriesgada y discutible decisión de programar a Nacho Vegas tras ellos puede entenderse por ser éste un valor seguro para sus fieles, pero tanto es así, que desde hace un tiempo sus conciertos parecen puras repeticiones de una fórmula que funciona. Por supuesto, hay quien nunca se cansará de oír del mismo modo "La gran broma final", "Crujidos", "Reloj sin manecillas" o el "Ángel Simón". Que la banda que le acompaña haya conseguido un nivel de perfección técnica tan alto, también ayuda. La verbena que nunca fue cumplió su cometido y se alargó toda la noche con las pinchadas de Planetas Dj's (por una vez con J a los platos en lugar de Floren), The Zombie Kids y Eme Dj.