En el pozo María Luisa
Conciertos / Nacho Vegas

En el pozo María Luisa

7 / 10
Don Disturbios — 22-05-2014
Empresa — Project
Sala — Músiques en Paral.lel (Antiga sala Barts), Barcelona
Fotografía — Maria Peyret

Salió Nacho Vegas a una sala Barts reconvertida en teatro, arropado por una banda de caras conocidas si eres seguidor de León Benavente. A los ya habituales Abraham Boba a los teclados, Manu Molina a la batería y Luís Rodríguez al bajo, había que sumar las novedades de Edu Baos (Tachenko, León Benavente) a la guitarra rítmica y Joseba Irazoki (Atom Rhumba) a la solista. Nombres lo suficientemente importantes como para aportar ese grado de robusta sonoridad que fortalezcan las nuevas composiciones del asturiano, pero a los que todavía les falta algo de rodaje para lograr ese empaque a lo Bad Seeds que acabe por dejar totalmente rendida a la audiencia. Lo conseguiran, no cabe duda, y uno ya anda esperando su regreso en otoño con la maquinaria totalmente acoplada, en una sala que se olvide de las butacas, y propicie ese punto rock más afilado en la interpretación que sus canciones demandan.

Pero dejémonos de anhelos y centrémonos en una actuación que mostró a un Nacho Vegas tan seguro de la valia de su nuevo álbum que casi lo interpreta en su totalidad. Un autor que, liberado de sus demonios internos, se muestra más expansivo y entregado a agradar a la platea que nunca, controlando la escena y, sobre todo, regulando su característico tono vocal, jugando con las inflesiones que propician sus versos. Temas como “Ciudad Vampira” o “Taberneros” cobran una nueva dimensión en directo, muy bien arropados por los coros que le proporciona su banda que, en ocasiones, canta los estribillos incluso a cuatro voces.

Y hablando de coros no puedo dejar de mencionar la colaboración de un improvisado coro de más de veinte personas, reclutado esa misma tarde para darle a “Polvorado” y “Run run” una dimensión más grandilocuente y reivindaicativa. Podría haber sonado mejor con un par de ensayos, pero fue suficiente para ganarse un buen aplauso del respetable.

Cabe mencionar tabién que la anécdota de la jornada la propició alguién del público que, desde el anfiteatro, espetó a Nacho Vegas que no cantara para “esta gente”. Y la verdad es que todavía no sé muy bien si se refería a los catalanes con ínfulas separatistas, o a los supuestos burgueses que se sentaban en la platea, dado el elevado precio de las entradas en una actuación realizada bajo el paragüas del Festival de Guitarra de Barcelona. El exabrupto lo solucionó Nacho Vegas con un escueto “tranqui tío”, para pasar a presentar a la banda antes de lanzarse a interpretar otra de las grandes canciones de su último trabajo, ese “Actores poco memorables” que en cierta medida nos desenmascara e indentifica a todos.

Por último, y ya en los bises, Nacho Vegas encaró la recta final de su concierto con la bella tristeza de “Luz de agosto en Gijón”, la clásica e imprescindible “El hombre que casi conoció a Michi Panero” para finalizar, puño en alto, con ese himno popular de la lucha obrera en general, y de los mineros asturianos en particular, titulado “En el pozo María Luisa” también conocido como “Santa Bárbara Bendita” que puso el bello de punta a todo el mundo y se ganó una merecida ovación final con el publico de la sala puesto en pie.

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