Drive By Truckers hacen sangre
Conciertos / Drive By Truckers

Drive By Truckers hacen sangre

7 / 10
Don Disturbios — 23-11-2010
Empresa — Last Tour
Sala — Razzmatazz 2, Barcelona
Fotografía — Fernando Ramírez

Hay grupos que se disfrutan mejor en la oscuridad de un club que en la típica exhibición festivalera, y Drive By Truckers son uno de ellos. Sólo en la distancia más corta, empiezas a comprender una serie de detalles nada banales que en los discos se te escapan. Detalles que van más allá de la evidencia de que los DBT son una hidra de dos cabezas (antes eran tres pero la marcha de Jason Isbell los descabezó más de lo que a uno le gustaría admitir) que se van alternando rigurosamente, dando pie a dos formas de hacer muy distintas. Simplificando, podríamos afirmar que las composiciones de Patterson Hood y su forma de cantar arrastrada y desgañitada, aportarían el elemento “indie” o alternativo al rock sureño de los de Georgia, mientras el grueso vozarrón y el deje “outlaw country” de Mike Cooley serían el contrapunto clásico de la banda. Dicho de forma más sencilla: el primero estaría más cerca de los Replacements, mientras que el segundo es más de Steve Earle, aunque es la combinación de ambos lo que hace a este grupo una rara avis tan especial. Sin embargo, lo más curioso de ayer noche fue que, escuchando sus discos, imaginas una propuesta con un punto de sofisticación en directo que los distancia de bandas del género como Old97’s o Marah, pero no. Al menos en esta gira han decidido dejarse de tonterías y tomar el camino más recto; el más brutote; el que no hace prisioneros. Con un volumen arrollador con los amplis en el once y unas ganas de comerse el mundo tras meterse repetidos lingotazos en el gaznate, a DBT se les fue la mano en casi todo, pero muy especialmente a la hora de crear una muralla de guitarras y teclado que a veces sonaba más enmarañada y sucia que disciplinada y cristalina. Por eso el concierto fue una sorpresa en toda regla, pues se escapó a toda previsión, para convertirse en una relampagueante patada en los morros de los presentes que no sabían si jadear al grupo o largarse. Un concierto ideal para jóvenes cachorrillos del rock con ganas de sangre, interpretado por viejos con ganas de sangre y recibido por viejos sin a penas sangre.

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