Cruïlla demuestra ser el autentico rey de la ciudad
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Cruïlla demuestra ser el autentico rey de la ciudad

8 / 10
Yeray S. Iborra & Miguel Amorós — 13-07-2015
Empresa — Barcelona Events Musicals
Fecha — 12 julio, 2015
Sala — Parc del Fòrum, Barcelona
Fotografía — Fernando Ramírez

Otro año de éxito para los organizadores de este singular festival que ha conseguido llegar a la cifra record de cuarenta y seis mil personas en los cuatro días que este año ha durado el evento. Personas de lo más variadas que pueden dar buena cuenta que el Cruïlla es el auténtico festival urbano, el que incluye al menos -a falta de ‘heavys’, eso sí- el mayor número de estéticas y sensibilidades. El rey de la ciudad.

Y todo ello manteniendo una relación de artistas de nivel muy elevado, grandes facilidades para disfrutar de la música (con mayúsculas) y en un entorno amigable. Entre sus logros está el congregar a un público que lo mismo disfruta del rapero Kendrick Lamar, del rabioso neo rock-blues-soul de Vintage Trouble, de la elegante Emeli Sandé o del pop-rock-flamenco de El Puchero del Hortelano, y esto por nombrar actuaciones que se sucedían una tras otra. Un festival donde conviven todos los gustos, tan diversos artísticamente como su público, al que resulta imposible definir con una sola etiqueta y que ha revalorizado el adjetivo de ecléctico.

Este 2015 han sido un total de cuarenta y seis propuestas en un recinto del Fòrum ampliado, pero que sigue siendo de distancias asequibles, y con cinco escenarios. Dos de ellos, los principales, separados apenas por 50 metros y que, dado el horario alterno, facilitaron ver uno tras otro los cabezas de cartel sin perder detalle, salvo que se quisiera experimentar con otras propuestas. Esta es otra de sus cualidades, el poder descubrir a artistas que, en otras circunstancias, quizás no les prestarías la debida atención. Y este año, además, sin ser su principal objetivo, el Cruïlla ha tenido el privilegio de la exclusividad (algunos grupos sólo nos visitarán a través del festival).

Otros detalles a tener en cuenta dentro de sus particularidades es la variada oferta de comidas con esas originales Food Tracks, opción vegetal incluida, ¡al precio de todos los festis, eso sí! Un espacio de relax de zona verde con hamacas. Un lugar para recargas de móvil con energía solar. Una zona infantil para sentirse cómodo si vas con niños. Los clásicos graffitis y hasta un ‘stand’ para recibir masajes. Y si te sientes motivado hasta puedes hacer donaciones a Amnistía Internacional. Ya sólo les falta habilitar una zona de playa y que se pueda llegar al festival en barco. Pero tiempo al tiempo.

Jueves
Como comentábamos, el festival anunció por sorpresa y pocos días antes, el “regaló” de un día extra con la actuación el jueves de los agitadores Asian Dub Foundation. Circunstancia que le sirvió también a la organización para probar las infraestructuras, tanto técnicas como de espacio, y asimismo la novedosa forma de pago de cualquier gasto en el festival con unas pulseras inteligentes que sirven de monedero, y que se revelaron como un gran acierto.
Pero centrándonos en la parte musical, los ADF fueron los encargados de abrir el Cruïlla 2015 y lo hicieron de forma contundente. Presentaban nuevo disco “More Signal, More Noise” con nuevos cambios en la formación. Se ha incorporado el mago de la flauta y el beatbox, Nathan “Flutebox Lee”, ha vuelto a la banda su contundente bajista Dr Das y no está Dj Pandit. Si bien es cierto que ya no sorprenden, sus directos siguen siendo incendiarios, sobre todo cuando tiran de sus clásicos. Algo que comprobamos cuando sonaron “Flyover” o “Naxalite”, y ya en la recta final con “Fortress Europe” o “Rebel Warrior”. Las aproximadamente dos mil personas que acudieron a la cita, respondieron con muchas ganas y no les hubiera importado que el festival continuara. Pero tuvieron que esperar al día siguiente.

Viernes
Como bien explicaba el director del Cruïlla, Jordi Herreruela, este festival es sobre todo para aquellos apasionados musicales que no tienen prejuicios para disfrutar de diferentes tipos de música dependiendo del momento del día en que se encuentren.

Algo que experimentamos desde su inicio yendo, cual pelota de ping pong, de estilo en estilo. Empezamos con el free-jazz loco de los mexicanos Troker, que parecían pelear entre ellos, melódicamente hablando, alcanzando un sonido que nos recordaban a unos clásicos Soft Machine, pero tocando muy cabreados. Para seguir con Osibisa un grupo clásico de los 70’ formado por africanos y caribeños en Londres, pero que popularizaron la música africana en Europa. Un afro funk, con toques de highlife y también de música disco que tal vez nota ya el paso del tiempo, tanto en la interpretación de sus músicos, ya bastante mayores, como en estilo. Aunque la versión del “Pata Pata” de Miriam Makeba y sus éxitos como “Ayiko Bia” o el legendario “Sunshine Day” pusieron a bailar a todos los que habían acudido a su cita. Aunque el que supo hacer un buen show cara a la galería, fue el autor de uno de los discos de jazz más vendido de la historia, nos referimos al británico Jaime Cullum. Ya desde el principio con “The Same Things”, mostró lo que es interaccionar con el público. Se subió al piano, saltó, hizo un solo de percusión a piano y tambor o se acercó al público para que se hicieran “selfies” con él. Cullum te puede gustar o no, pero esa versión en directo que hizo del “Don´t Stop the Music” (de Rihanna) fue de “chapeau”. Su jazz supo contentar a su público, mayormente femenino, que abarrotaba las primeras filas.

Y como nuevo contraste estilístico el funky-reggae-rock de O Rappa, que si bien empezó enérgico, se mantuvo algo plano hasta los momentos finales. Dentro de las sorpresas que siempre te ofrece el Cruïlla nos encontramos en el pequeño escenario Lounge con Diana Fuentes, artista cubana de voz dulce y gran éxito. Su segundo disco que mira bastante al pop y que a momentos nos recuerda a Andrea Echeverri (Aterciopelados), está producido por Visitante (Calle13), que estuvo en el Cruïlla acompañándole con su guitarra junto a su banda. Aunque el momento álgido del sábado, para el que esto suscribe, fueron los Vintage Trouble. Si AC/DC los han escogido para hacerles de teloneros en su reciente gira, por algo será. Un cuarteto de fiero rhythm-blues-soul, muy guitarrero, pero con un cantante que parece la reencarnación de un joven James Brown. Todos visten trajes elegantes y ajustados, que más de una vez han acabado rajados debida a la intensidad de sus movimientos o quizás también porque su cantante Ty acostumbra a bajar junto al público. Algo que aquí hizo mientras cantaba su intenso “Strike Your Light”, poniéndolo todo patas arriba. Qué gran concierto el suyo.

Esa alta energía es posible que hiciera que los inicios más latinos de los australianos The Cat Empire nos parecieran demasiado relajados. Aunque poco a poco ganaron enteros y clásicos suyos como “Prophets in the Sky”, “Steal the Light” o el infalible “Brighter Than Gold”, acabaron por surtir efecto entre el personal. Y cuando parecía que ya lo habíamos dado todo, aparecieron los franceses Dub Inc y todo pareció volver a empezar. Su directo supera con creces sus discos y los dos carismáticos cantantes junto a su efectiva banda nos regaló hora y media en la que no pudimos dejar de bailar. Para acabar la noche, Zuco 103, unos clásicos para el Cruïlla, han vuelto después de unos años para recuperar ese brazilectrico que pusieron de moda, o sea músicas brasileñas pasadas por el tamiz electrónico. La brasileña Liliana se “comió” el escenario con su gracia natural y su “beleza”. Siguen teniendo un directo inapelable. (Texto: Miguel Amorós)
Entre clásicos de la música negra y alguna banda de pop-folk vistosa, abría fuego el viernes Ferran Palau en el Lounge Mediaterràniament: estructura pequeña que, como en el cuento de los tres cerditos, parece que tenga que caer de un soplido. El escenario más desagradecido del mundo, como comprobarían artistas y usuarios todo el fin de semana. Pese a las faldas (reivindicación sobre el colectivo transgénero, ¡puño en alto!), tanto a Palau como a Seward, más tarde, se les comerían el sonido los escenarios vecinos. Pese al empeño. Las primeras que lo harían, unas Cocorosie expansivas, dejando huella e identidad Cruïlla: freak-folk ejecutado a ocho manos y una boca juguetona, ¡cómo lo pasó el ‘beatboxer’! Y de aquí a las malas noticias. El fin de semana recibimos tres. La primera, como explicará el camarada Amorós, Ms. Lauryn Hill se rió muy mucho de todos. La segunda, pese al porrón -o por ellos- de fans que les esperaba, Of Monsters and Men no pudieron acabar de opositar a relevo de nivel de Mumford and Sons en esto del neo-folk, sólo tocarían 45 minutos por indisposición del bajista. Prometieron volver. Tercera mala noticia: el Canet Rock se alargó -innecesariamente- una semana más en voz de Els Catarres. En disco son un machihembrado de estilos difícil de justificar, pero en directo se han tirado a las mieles del “Uoh-Uoh-Uoh”, olvidando de paso la afinación, la ejecución… y la sorpresa. Un centenar de fans -‘true fans’- los disfrutó, a ellos y al confeti, que anduvo rodando todo el fin de semana por el escenario Radio 3 (el más ‘lejano’).

Hablando de disfrutar, dos ejemplos claros y contrastados. En su tercera visita a España, The Cat Empire volvieron a poner en relevancia que el público festivalero no sólo pide Capital Cities (los Macklemore and Ryan Lewis de esta edición, mucho ruido y pocas nueces; ellos mismos se han empecinado en ser poco más que “Safe and sound”) a altas horas, que también. Se puede reinventar la noche (o simplemente aprender de lo mejor del pasado, 50’s y 60’s), como también demostrarían Vintage Trouble o Caravan Palace. Los australianos, mecidos al mismo son, desgastaron el significado de dinámico en directo. Unos dinámicos, otros intensos: Toundra y sus desarrollos se sobreponen a todo. Y digo a todo refiriéndome a un sonido inicial algo pobre. Algo falló en la prueba. Cómo no, al rato, guitarras-bajo-batería se igualaron por arriba, llevando el post-rock al máximo estruendo. Hubo mucho y variado, pero a nadie se le escapa que el viernes quedó firmado por unas iniciales: K.L.

Kendrick Lamar Duckworth, el rapero menor de 30 con más proyección. El único con estas cotas de público. El del Cruïlla tal vez no fuera su test potencialmente más masivo en Barcelona tras su paso por el Primavera Sound, pero sin duda fue el de más responsabilidad. Esta edición se sustentaba en gran parte por él. Su brazo en forma de bisagra y una retahíla de hits -no basó excesivamente el show en “To pimp a butterfly”- fueron suficientes para llevar de lado a lado las caderas de la pista: “A.D.H.D”, resiste si puedes. Batería, guitarra y beats ‘downtempo’, el resto lo hace el carisma del “King Kunta”. (Texto: Yeray S Iborra)

Sábado
Nada más llegar el sábado a primera hora al festival, se apreciaba que iba a ser una de las noches de más asistencia. El escenario de Radio 3 ofrecía un buen aspecto en cuanto a público y sus tablas estaban llenas de músicos. Y es que The Gramophone Allstars Big Bang son quince músicos, nueve de ellos vientos, que han sabido capturar la esencia de lo que llaman “Jazzmaica”. Sus versiones de clásicos como Smokey Robinson o Sam Cooke, en directo funcionaron a la perfección. Fue una intro perfecta para ver a una futura diva (si no lo es ya) del pop&soul, Emeli Sandé. La británica de sugerente voz no solo compone sus canciones sino que también lo hace para cantantes de éxito como Leona Lewis o Susan Boyle. Con una banda muy rítmica, tres coristas y cinco músicos, dio un precioso recital donde destacó su parte final con algunas de sus canciones más populares, “Read All About It”, un gospeliano “Lifted” o ese infalible “Next to Me” con el que hizo cantar a todo el público.

Y de nuevo shock estilístico porque retrocedimos unas décadas hasta llegar a la California de The Doors de los 60-70’, pero de la mano de los holandeses Birth Of Joy. Este trío parece como si hubieran nacido allí y simplemente con batería, órgano y una afilada guitarra, fueron capaces de sumergirnos de lleno en la psicodelia y blues de aquellos años. Aunque el siguiente viaje también fue importante. Otro de los artistas, podríamos decir ya habituales del Cruïlla, Xavier Rudd venía con nuevo disco. Este australiano con amor por Barcelona parece haber recogido las enseñanzas de Bob Marley y las ha aplicado en este nuevo proyecto para el que se ha rodeado de una nueva formación, The United Nations. Y a pesar de haber editado el disco recientemente, ya lleva un buen número de conciertos, o sea que tienen el show muy rodado. Si bien su repertorio se basa en “Nanna”, ese nuevo disco, también incluyó sus éxitos “Follow the Sun” o el “Come Let Go”, aunque temas como la festiva “Hanalei” o “Come People”, al que le dieron un final épico, funcionaron de maravilla.

Y cuando pensábamos que llegaríamos tarde para ver a Lauryn Hill, descubrimos que un dj llevaba pinchando media hora y sin rastro de la diva. Al final fueron 45 minutos de espera y donde la estadounidense demostró una falta de respeto al público y a los artistas, tan grande como su capacidad de emocionar con sus canciones. Hizo una actuación muy parecida a la del año pasado en el festival Rototom. O sea principio irregular con una Hill nerviosa e intranquila con el sonido y su banda. Una media parte con versiones de The Fugees, Marley y el “Killing My Softly” que hiciera famosa Roberta Flack. Y un final con algunas de sus joyas como “Feeling Good” o “Doo Wop”. Una pena porque podría haber sido un gran concierto. Tras la decepción tocaba reponerse justamente con su ex cuñado Damian Marley. (Lauryn ha estado casada con Rohan Marley) y que mejor que los autenticos ritmos reggae para repararlo. Damian, que está a punto de editar nuevo disco, hizo un repaso por sus discos, con temas de su hermano Stephen, canciones del disco con Nas, versiones de su padre y alguna de su exitoso “Welcome to Jamrock”, todo ello con una consistente banda de apoyo. Y tras esa noche donde el reggae fue en parte protagonista, llegó la fiesta con Caravan Palace. El electro swing (muy electro) de estos franceses que dicen beber tanto de Django Reinhardt como de Daft Punk (y es cierto) dieron un concierto muy solvente que puso a bailar a toda la audiencia que aún aguantaba a esas horas (3:45h). Aunque el final de fiesta fue con el macedonio Kiril Djaikovski. Acompañado por la rapera y cantante Tk Wonder, un trío de vientos y un violín y con una mezcla de ritmos balcánicos junto a drum’n’bass y hasta kuduro, pusieron el cierre del sábado con los beats bastante acelerados. (Texto: Miguel Amorós)

Sábado
Decir que Milky Chance se ríen del tiempo y sus protocolos, es hacer justicia a su espectáculo. Jamás vi un grupo que sea capaz de encajar su propuesta en más cajones de un horario de festival. ¿Bailar? Bailar. ¿Cantar a coro? Cantar a coro. ¿Tocar a las 18h? Pues tocar, ¡tocar con total entrega! Su folk-techno necesitó una respuesta a la altura. Demasiado para los cuerpos tan pronto. Algo de ‘canción’, aflamencada, no se puso nada mal. El Puchero del Hortelano regaló tantos temas como empatía. Aprovechando con tino la casi opereta que llevan en directo, dejaron un recuerdo a la altura de su historial y Barcelona los despidió como merecen. “Hasta la vista”, y buena suerte os deseamos, Puchero. Aloe Blacc ni se separa ni se despide, no hay inercias en él todavía. Pese a sus 36, los kilómetros pesan y se han ido aposentando con gusto en su boina de soul-man. De perfil rythm and blues clásico, apuesto que la mitad de los que saltaron con emoción con “Wake me up” (su colaboración con Avicii's) se llevaron de regalo otros memorables como “The Man”, de su ya lejano “Lift your spirit (2013).

Y, antes de entregarle al rey (a los reyes en este caso) lo que es del rey, hablemos de guitarras. Las primeras, de proximidad, sonaron tímidas. Y los bajos, ni se oyeron. Guadalupe Plata tuvieron, por desgracia del respetable, más nervio que ejecución; aunque, haciendo surf-rock… Eso del nervio, tan, tan malo no es. Tampoco tuvieron culpa de ir a parar antes unos históricos-hiperactivos: Archive, ante más bien pocos (el resto de rastas del festi andaban ocupadas con Damian Marley), construyeron la secuencia de los finales de los 90 ante nuestros ojos. Techno, trip hop, progressive rock… Tropecientos músicos, tropecientos visuales, que por rizar, rizaron hasta el Mediterráneo. Y después del torbellino, fin de fiesta. Aunque el punto final lo pondrían Le Peuple de l’Herbe (con la mayoría del público bailando electro-swing en Caravan Palace, todo sea dicho), después de FFS (Franz Ferdinand y Sparks) todo serían migas. Y es que tras lo visto en el desarrollo en directo de “FFS”, ya no se sabe quién revitaliza a quién. Si lo de los escoceses Franz Ferdinand no es normal, lo de los californianos Sparks ya es de otra galaxia. Casi en la setentena, no sólo parecen leyenda, además se evitan con maestría ‘artie’ -y casi inhumana- los estragos de la edad. El no-espectáculo al piano que nos obsequió Run Russell (¡69 años!), con su bigotito recortado con escuadra y cartabón, catatónico durante una hora para luego estallar en el baile-del-esquiador-autómata, valió los euros de la entrada. La conjunción floreció con incuestionables como “Johnny desilusional” y sólo perdió algo de brillo ante el arrollado de “Take me out” o “Walk away”, que deslucieron las propuestas conjuntas. Pero bueno, no se puede sancionar a nadie por desgañitarse ante tales hostias.

Domingo
Resulta difícil acompañar con brillo al cabeza de cartel del domingo en el Cruïlla. Con sólo el escenario principal habilitado, a la banda que le toca lidiar con él antes del concierto de cierre, sólo se le puede alabar. Si encima lo hacen con el aplomo demostrado por Anna Roig i l’Ombre de Ton Chien, doble premio. Pese a no contar con el batería habitual, en formación de quinteto, la voz de la catalana -fina y gustosamente afrancesada- se mezcló con la penumbra de la tarde, haciendo de temas como “Petons entre camions” algo creciente en directo. Compitiendo de cerca en registro, Asaf Avidan y su voz agudisí-si-si-ma cerrarían la presente edición con un espectáculo a caballo entre el blues y el folk, ante bastante menos gente de la que Zaz congregó el año anterior. Eso sí, nadie superaría al israelí en elogios tras acabar con el rompepistas (en versión banda) “One Day”. Antes ya había dejado buen poso en su periplo peninsular con “Different pulses”. (Texto: Yeray S. Iborra)

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