Coldplay
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Coldplay

6 / 10
Tomás Martínez — 07-09-2008
Empresa — Gamerco
Sala — Palacio de Deportes de la C. de Madrid
Fotografía — Miguel Ángel Sánchez

Hace ahora ocho años un chaval colocaba en su estantería un disco llamado “Parachutes” entre Nick Cave y The Cure. Hace algo menos otro chico incluía nuevos discos de Coldplay en su carpeta de descargas debajo de El Canto del Loco. Los dos se encontraron ayer. Uno estaba expectante, había llegado pronto para ver la guitarra bajo el sobaco del pequeño de los Hammond. El de The Strokes, de blanco impoluto, ofreció un showcase que se hizo corto. El mejor síntoma de un buen telonero. El segundo fan llegó después con piruleta en los labios y con la novia mascando palomitas. Estaba entregado, su concierto del año. Luces fuera y suena “El Danubio azul”. Pocos conocen a Strauss, pero tararean la pieza como si fuera Queen antes que Coldplay suba el telón con “Violet Hill”. Al de la piruleta tampoco le suena Delacroix, pero se rinde al ver la portada de “Viva la vida” tamaño Cinemascope cuando el grupo se lanza hacia “Clocks”. Y la libertad guió al pueblo. Chris Martin se retorcía dentro de una pequeña caja tonta, así que la revolución fue televisada a pesar de lo dicho por Gil Scott-Heron. “Mi español es absolutamente terrible”, dice el líder de la fiesta y desnuda de intimidad “In My Place” para convertirla en espectáculo.

Cinco esferas gigantes reflejan “Speed Of Sound” en el cielo y con esa velocidad los ingleses pasan a retratar temas nuevos como “Cemeteries Of London” o “Lost!” que deberían llevar prospecto: escuchar sólo en caso de estar con más de diez mil personas. En medio cuelan “Fix You” y dos de flequillo se abrazan gritando porque hoy son rockeros. No se separan hasta que termina “God Put A Smile Upon Your Face”. Están en éxtasis. Los miembros de Coldplay se acercan a la pasarela que han robado a Bono, para con ritmo disco remezclar algunos temas. Allí lo llaman medley, aquí popurrí. Chris se queda sólo al piano y se viste de Elton John con “Hardest Part”. Es la calma que precede a la tormenta, porque explota “Viva la vida” y se demuestra empíricamente que Coldplay tienen himno de estadio. Todos cantan como ultras. Los actores aparecen por sorpresa en plena grada, y sorprenden en acústico con “The Sciencist” y un viaje por el country cantado por ese batería con cara de Wayne Rooney que es Will Champion. Antes de los bises proponen por megafonía “Viva la vida” versión techno y el personal estalla.

A alguno se le vieron los colores. Ahora vendrían los mejores momentos del concierto: “Politik” obligó a gritar “open up your eyes” y después Coldplay arriesgan cerrando con “Lovers In Japan”, que como el resto de las nuevas canciones funciona tremenda estando en masa y más si te hacen llover encima miles de mariposas de papel. Cuando todo parecía acabado y de su debut no había aparecido ningún tema cerraron con su imperdible “Yellow”, y ya que tristemente “Parachutes” parece ser su “Pablo Honey”, esperemos que esta canción no desaparezca de su set list como “Creep”. Con ese buen regusto, el pijo y el pureta aplaudieron mientras bajaba el telón y dejaron a Chris buscando su árbol de Joshua. Lo mismo lo encuentra.

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