Siempre hay una primera vez
Conciertos / Chef Creador

Siempre hay una primera vez

7 / 10
Paco Jiménez — 05-05-2016
Fecha — 21 abril, 2016
Sala — Plan B, Salamanca
Fotografía — Javier Queizás

Vaya por delante una aclaración para quien la necesite. Era el primer bolo de la banda. Lo digo por si, a tenor de lo visto, alguien no lo tenia claro. Puesta de largo por todo lo alto de su primer álbum, el seminal “Nuevos jardines” producido por Carlos Hernández (al que, si miran, seguro que verán tras los controles en alguno de sus discos favoritos) y que despacharon al completo desde el principio y, atención a esto, en  riguroso orden.

La expectación, ya los días previos se notaba, por la nubes con todo el papel agotado (y mas que hubiera habido) y una sala hasta la bandera, hambrienta de verles. Cuando empiezan con la intro pausada que precede a “Nuevos jardines versallescos” y  con Francisco José Báez comandando la nave con su guitarra y su voz susurrante, ya se intuye que va a pasar algo importante. Defienden los temas con aplomo y sin macula sin ningún problema, a pesar de ser, repito para los despistados la primera noche de directo seria, que afrontaban.

Y si alguien lo esperaba mas inofensivo, que ironía oigan, se lleva una buena sorpresa por que pisan con seguridad (José Ignacio Encinas en su batería está tremendo) terrenos mucho mas duros que en el disco inclusive, serán imaginaciones mías supongo, acercándose al post en algunos momentos puntuales ("El rey de la montaña” ,“El mundo que conocimos ya no existe”) y aparcando a ratos su indie-pop de altos vuelos. La empalmada que se marcan con “O te matan o vuelven”, sonando mas fresca en directo (al estilo Win Butler, claro), con la mas fácil “Fuego real” es antológica. Acarician la épica (¿alguien ha dicho Foals?, yo no) alargando hasta el infinito una magnifica “Incondicionales” y cuentan a la parroquia como casi dejan fuera del álbum “Mr. Blake” (acordándose de paso del bueno de Norman Teenage) en la que hubiera sido una decisión cuando menos controvertida, después de oírla en directo.

¿Lugares comunes?, tal vez. Pero eso ya lo intuíamos. Triángulos, Planetas, Habitaciones y, ojo, para ya. Y además todo queda en nada cuando Israel Pérez, busquen sinonimia de grande para lo de este hombre, nos apabulla con la guitarra de “Victorias Pírricas”. Hubo tiempo para bailar, sudar y congratularnos, por que fue enorme. Ya imagino a los que ustedes están pensando haciendo cola para contratarles para sus festivales. Yo me cuelo el primero, si puedo.

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