“Do you remember the year 2002? Well, we are gonna bring you back there”. Charlie Simpson se dirigía a un público que por un momento volvió a tener su mp3 en la mano con grupos como Simple Plan, McFly y Blink 182. Y Busted, por supuesto. Han tenido que pasar diez años para que los británicos vuelvan a tocar juntos, y su separación fue bastante sonada. Ese mismo Charlie Simpson que anoche hacía de anfitrión pasaba en 2005 de los himnos de instituto y las baladas más azucaradas para abrazar el metal con Fightstar. En plena efervescencia del pop punk. Haciendo sold out en el Wembley. No sentó demasiado bien a un sector de sus seguidores que decidió sabotear sus primeros conciertos con Fightstar, lanzando pintura y otros objetos al escenario…pero qué lejos queda 2005. En 2017 la nostalgia y un goloso reunion tour tiran más que los resquemores del pasado, aunque los años pasan para todos.
Busted nos devolvieron a la adolescencia desde el primer minuto con “Air Hostess”, uno de esos temas pegadizos de los que hace gala su pop punk para acto seguido reconectar con el presente con los nuevos temas de “Night Driver” (East West, 16). Los sintetizadores, la estética ochentera y el intento de new wave buscan un sonido más maduro y acorde con sus nuevas influencias, un esfuerzo de reinvención a tener en cuenta. El eterno dilema de crecer en una banda de pop punk. Conscientes del poder de la nostalgia el setlist se decantaba más en buscar aquella inocencia e ingenuidad, que eran el verdadero reclamo de la noche. Por unas horas volvimos a los primeros años de los dosmil, a su “What I went School For” aunque los uniformes de colegiales se queden en el armario. Con una sonrisa perenne y una motivación desbordante, a Busted no le ha sentado mal una vuelta al pasado para saber hacia dónde quieren ir.
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