El soul es melodrama
Conciertos / Bettye Lavette

El soul es melodrama

8 / 10
Jon Romaña — 07-10-2015
Empresa — Sala BBK
Fecha — 05 octubre, 2015
Sala — Sala BBK (Bilbao)
Fotografía — Cortesía sala BBK

“Señores y señoras, con todos ustedes la tres veces nominada a los Grammy: Betty Lavette” Como si se dispusiera a recoger su merecido premio de una maldita vez entra Bettye Lavette en nuestro campo de visión. A medio metro de su boca el micro ya empieza a recoger a buen volumen su impresionante chorro de voz. Uno respira tranquilo porque nunca se sabe con estas "Leyendas de la Música", como reza el cartel del ciclo de conciertos que la trae a Bilbao. Ella siempre fue leyenda, pero el resto del mundo no lo sabía. Hizo falta que empezara a editar en el sello Anti, a ser producida por Joe Henry, a grabar con los Drive By Truckers

Además de voz, la señora se mueve bien a sus 69 años, y gracias a una inteligente planificación del repertorio mantiene el tipo a lo largo de hora y veinte. El blues arrastrado con el que nos obsequia como segundo tema también deja claro que las lentas no serán de relleno. Si lo que uno espera de un concierto de soul es melodrama con Miss Lavette lo va a tener asegurado.

El grueso de su repertorio consistió en canciones ajenas adaptadas e interpretadas para mayor gloria de su personaje de diva olvidada en el trastero del negocio musical. “Isn’t it a pity” (George Harrison) le sirvió para dar las gracias al público europeo por su apoyo al principio de su renacer. Con “Joy” (Lucinda Williams) subió el ritmo y cantó su travesía por el desierto. Si la Williams no pasó de West Memphis en su búsqueda de la felicidad, Miss Lavette se tuvo que mover de Detroit, a Nueva York, a Memphis y a Alabama. “It don’t come easy” (Ringo Starr) fue otro blues en su particular ópera gospel-soul (…Got to pay your dues if you wanna sing the blues…). En “Heart of Gold” de Neil Young presumió de moderna: en 1972 ella ya tiraba hacia el rock en busca de repertorio. “My Man-He’s a loving Man” puso la nota cómica. El primer single que sacó, en 1962, con 16 años y para el sello Atlantic nada menos. Y aunque no sonara como cuando lo pincha Juan de Pablos, fue uno de los momentos álgidos de la velada. En “Souvenirs” (John Prine) osó lanzarle una puyita a Motown, para demostrar que no sólo de Gordy y su fábrica de hits se nutría el sonido de Detroit. Retomó el cancionero british para una sentida versión de “Love Reigns O’er Me” (The Who), agradecimiento encubierto a la parroquia mod y northern soul que se mantuvo fiel durante sus horas más bajas.

Tras presentar a los competentes músicos que la acompañaban atacó “A woman like me”, el tema que la volvió a poner en el mapa en 2003 tras veinte años de parón. El bis lo reservó para su versión en modo soul pantanoso de “Sleep to Dream” (Fiona Apple). Sola sobre el escenario se despidió con un gospel a capella. We thank you so much.

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