Asaf Avidan, una voz interior
Conciertos / Asaf Avidan

Asaf Avidan, una voz interior

8 / 10
Toni Castarnado — 09-11-2016
Empresa — The Project
Fecha — 08 noviembre, 2016
Sala — L'Auditori, Barcelona
Fotografía — Lorenzo Duaso

Aunque ya estábamos prevenidos, la persona que presentó a Asaf Avidan antes de que saliera a tocar al escenario del Auditori lo describió como músico inclasificable. No le faltaba razón. Al israelí no lo puedes ubicar en ninguna escena concreta. Pese a colocar un single pop, caso de “Reckoning Day”, como número uno en catorce países, para nada es un músico que busque el éxito a cualquier precio. Simplemente se lo encontró. Pero vayamos al concierto.

Cuando crees que lo has visto (casi) todo, llega Avidan y te rompe los esquemas. Hacía mucho tiempo que los allí presentes no veíamos algo así. Avidan combina conciertos solo y otros con banda. Esta vez tocaba una sesión con sus guitarras, una armónica, y un equipo para hacer percusiones (bastante original) y con sonidos pregrabados. Con un sentido del humor agudo y mucha ironía, explica historias con ingenio. Puede hablarnos sobre gatos y puede sacarle punta con sorna a las elecciones americanas, pero sobre todo bromea sobre el ego de las personas, con los músicos en primer plano.

Durante la primera parte del concierto no necesitó más que su voz (andrógina y particular) y su guitarra para llevar canciones como “Gold Shadow”, “Devil’s Dance” o “Different Pulses” muy alto. A partir de “Bang Bang” se abrió otra ventana. Se desató la locura con percusiones a tutiplén y sonidos que salen de no se sabe dónde. Avidan pasa entonces del primerizo Dylan folk (aunque le da la vuelta a su manera) a la experimentación de un Tom Waits. Y se queda tan ancho. Aunque llevó todo al extremo con la pieza nueva “Punisher”, volvió a una cierta normalidad (si eso es posible con él) recuperando material de The Mojos como “The Devil In Me” o la melancólica “The Labyrinth Song”, una canción que habla sobre el tobogán que supone la vida, de la euforia a la depresión más profunda. Y eso es lo que vives en sus conciertos. Pasas por esos estados y alguno más que nunca te habías imaginado.

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