AEROSMITH
Conciertos / Aerosmith

AEROSMITH

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Redacción — 13-06-1997
Fotografía — Archivo

Las mentes racionales y pragmáticas entienden la clarividenciacomo la conclusión extraída de unos datos obtenidos de formadifícilmente explicable y por tanto poco evidentes. Por la entusiastareacción del jovencísimo público que convirtió(una vez más) el Palau dels Esports en una sauna, los datos obtenidospor un servidor son poco evidentes y en ellos me baso para lanzar una arriesgadapredicción. Aerosmith no llegan juntos al final del milenio; y silo hacen es exclusivamente por un único motivo. ¿Lo adivinas?.Porque me puede explicar alguien ¿dónde demonios estaba laintensidad, el feeling, el riesgo y el disfrute con los que no hace tanto(su anterior visita fue hace tres años) nos obsequiaban en sus directos?.Y no me estoy refiriendo a que el estado físico de Steven Tyler yano sea el mismo y eso le impida el obsequiarnos con sus cabrioletas. Nitampoco me refiero a la incorporación poco afortunada en su repertoriode temas de sus dos últimos discos como Living on the edge»o Falling in Love». Me estoy refiriendo, más bien, alas pocas ganas que le pusieron durante todo el concierto. Una ausenciade ilusión sólo salvada por la profesionalidad de un StevenTyler muy poco ayudado por un Joe Perry cada día más autista.Uno que los admira profundamente acaba por añorar la épocaen que nadie podía estar seguro de que finalizaran su actuaciónsin romperse la cara el uno al otro, al menos siempre supieron transmitiresa energía y mala leche a sus temas. Y es que en el fondo el rock´nroll precisa de algo más que una simple actitud, o la garantíaque da un nombre. El rock se basa en rasgar con una uña afilada latensa cuerda de la sensibilidad humana y para ello precisa de actitudescreíbles, de sonidos creíbles y de una energía queva más allá del aumento de decibelios o de las sonrojantes"ayuditas" externas de un teclista oculto para los ojos de losincautos del foso. Aerosmith hoy en día no son creíbles, estánmuertos como banda, muertos como grupo humano y el concierto no fue másque la constatación de un cadáver. Un cadáver que puederesucitar en destellos basados en clásicos como Same Old Songand Dance», Sweet Emotions» o Walk this Way»,piezas muy recurridas pero que siempre triunfan, aunque esta vez y pesea su condición de clásicas no consiguieron alcanzar en ningúnmomento el nivel de memorable, tal y como las sudadas camisetas de despuésdel concierto podían dar lugar a entender. Lo dicho, que no ven elsiglo XXI juntos y si no al tiempo. l

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