Suite francesa. Tempestad en junio
Comics / Emmanuel Moynot

Suite francesa. Tempestad en junio

6 / 10
Luis J. Menéndez — 23-06-2015
Empresa — Salamandra

Increíble historia la de la ucraniana Irène Némirovsky. Su amor por Francia la lleva a principios de siglo XX a instalarse en París con dieciséis años, donde desarrolla una carrera literaria interrumpida por la ocupación alemana y las leyes antijudías del Régimen de Vichy. A Irène se le prohíbe publicar, así que durante un tiempo escribirá textos que se publican en la prensa bajo seudónimo. Es por esa época cuando emprende el proyecto más ambicioso de su vida: cinco grandes volúmenes en los que se relata el efecto de la II Guerra Mundial en los ciudadanos franceses. La policía la detiene y deporta a Auschwitz, donde morirá sólo un mes más tarde al igual que su marido, por lo que esa ambiciosa empresa en realidad queda reducida a dos novelas: “Tempestad en junio” y “Dolce”. Aquellas obras permanecieron encerradas en una maleta al cargo de una de sus hijas, quien traumatizada por el terrible destino de su familia no se decidiría a abrirla hasta finales de la década de los ochenta. Las novelas en cuestión terminarían siendo publicadas en un solo volumen bajo el título de “Suite francesa” para convertirse en uno de los grandes fenómenos editoriales de los últimos años, libro del año para The Times en 2006. De hecho, estos mismos días está en cartelera una adaptación cinematográfica a cargo de Saul Dibb con Michelle Williams en el papel protagonista.

Es sin duda una enorme historia, pero por desgracia no la que Emmanuel Moynot cuenta aquí. El veterano autor francés adapta a lo largo estas doscientas páginas la primera de esas obras, en esencia el relato del éxodo de París de ciudadanos franceses de clase media-alta ante el imparable avance nazi, un material efectivamente demasiado novelesco, sembrado de tramas subtramas y matices, que a la hora de llevarse al cómic resulta inevitablemente farragoso. Tampoco disfruto excesivamente del estilo a los lápices de Moynot, adscrito a una línea clara en la senda de Jacques Tardi que emborrona con generosas manchas de grises. Si su intención era representar lo plomizo de aquellos días, el peso de las circunstancias sobre las cabezas de unos personajes antipáticos en su mayor parte, desde luego que lo ha conseguido…

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.