Muñeco: diario de grabación de su nuevo disco (Partes I y II)

Muñeco debutaron discográficamente con un Ep autoeditado en 2012, al que siguió su disco  "Ocurre" (El Genio Equivocado, 14), un trabajo en el que mostraban su talento a base de psicodélica, post-rock y rítmica bailable. Ahora vuelven a la actualidad con un nuevo trabajo, que están grabando ahora mismo. Aprovechando la ocasión, les instamos a que nos cuenten lo que están haciendo en el estudio.

Primer día y llegamos tarde; gracias por el tráfico, Barcelona (al menos es la excusa perfecta que Edgar -Atlantida Estudio- acepta). Mientras tanto, Edgar ya ha afinado y montado la otra Ludwig. Él sabe de antemano que es la mejor opción, puesto que la Ludwig que traemos era de su estudio y ya la conoce. La situación evita discusiones con Xoan sobre la batería adecuada. Se corrobora al probar sonido, estamos tranquilos. Se oye: “En este disco, Edgar, el bombo tiene que tener más “Punch” que en los anteriores”. Él asiente a la vez que todos. Minutos más tarde se oye: “¿Joder tíos, al final “Santos” se acelera a 157 BPM’s? “. Nosotros confirmamos, resignación por parte del batería. Todos conocemos a estos seres que golpean como si tuvieran ocho brazos, se colapsan si no tienen el control absoluto y entran en pánico ante cambios de última hora. Xoán insiste en que en este disco le cuestan mas las baterías. Afortunadamente,  las horas y horas de ensayo en soledad tienen su recompensa. Día segundo y baterías acabadas.  Realmente suena muy bien.

Raúl D. empieza con la ya famosa “Santos” a 157 BPM's. ¡Joder! Debéis escucharla. Cinco minutos más tarde decidimos que será mejor dejar que el bajo caliente con otro tema. Suena “Astro” y las sensaciones cambian: el pie sigue la claca, hay cabeceo general y todo fluye. ¡Joder! Debéis escuchar “Astro”. Se inmortaliza en un abrir y cerrar de ojos. Ahora se oye  un suspiro que anticipa una sonrisa: ya podemos ir a por todos estos malditos “tracks”. Tras algún debate agónico sobre duraciones, tempos y redobles que se pierden en el vacío, poco a poco se cierra cada tema con éxito. Son las 17h, Manel duerme en el sofá y Raúl D. está tan concentrado en su sesión que no se ha acordado de hacer la pausa para comer. Se oye: “Mira, debes hacer, tan tan tan - tatán tara tatán, me entiendes?”. Latiguillo clásico, ahora suena reggaeton. Con “Selva” se cierra la parte del bajo; mucho “groove” y mucha complicidad que parece indicar que se está gestando - al menos para nosotros - algo importante.

El cuarto día empieza con Albert, que envía una foto en la cama: “He pasado una noche horrible, tengo fiebre".  Nadie contesta. Veinte minutos más tarde, Albert aparece por el estudio: “No puedo, de verdad que no puedo”.  Todos ríen. Edgar y Manel debaten sobre la elección de ampli, Twin Reverb vs Marshall. Gana Twin, Edgar niega, Manel ríe, Albert come tortas de arroz con chocolate y coco del Lidl. Las tortas se reparten como el peyote en Woodstock. Se oye “Follow de Lidl”, más risas... Edgar insiste: “Me interesa que toques con el Marshall para el mix!”, Manel niega. La grabación de Manel va a paso ligero: ventiladores, un riff que parece una sardana, reverb a lo “Catedral de Burgos”, pedales, pedales y más pedales.  El disco va formándose y las sensaciones son muy buenas, pese a que Manel insista: “¿Pero todo bien?, ¿Habéis notado el feeling?, Decidme algo cabrones, no habláis, ha pasado muy rápido…”.

Llegamos al ecuador de las sesiones. Pronto desvelaremos más sobre la segunda parte de la grabación del disco, cuyo nombre no podemos revelar, aunque si podemos  anticipar que el concepto se aleja del mundo terrenal.

Saludos y hasta la entrega final,

Muñeco.