Los discos de mi vida por Matt Sharp (The Rentals, Weezer)
Entrevistas / The Rentals

Los discos de mi vida por Matt Sharp (The Rentals, Weezer)

17-04-2015
Fotografía — Brantley Gutiérrez

Ex bajista de Weezer, Matt Sharp editó hace unos meses “Lost In Alphaville” (Polyvinyl, 15), el nuevo trabajo de The Rentals. Aprovechamos para entrevistarle a propósito de sus discos favoritos de todos los tiempos.

 

Lucius
“Wildewoman”

(2013)

Siendo honestos, estuve buscando alrededor de un año las voces femeninas ideales para el nuevo disco de The Rentals, “Lost In Alphaville”. Busqué durante mucho tiempo en el espíritu y el sonido de cada voz que escuchaba hasta darme cuenta de que muchas sonaban idénticas, pero entonces un mágico día apareció Lucius. La primera vez que escuche a Jess Wolfe y a Holly Laessig cantando, las nubes negras desaparecieron y el sol me iluminó de calidez y optimismo. Esas voces, esas ridículamente poderosas voces... toda esa personalidad y carácter... ¡esas increíblemente adictivas voces! Una vez me adentré en su magia empecé a apreciar su disco de debut, “Wildewoman”. Hay muchas cosas que me gustan del disco que quizás se hayan hecho ya durante el pasado millón de años, pero que aquí es muy especial. Y pensándolo bien... lo escribieron y grabaron bajando la calle en la que vivo. ¡Maldición! No recuerdo la última vez en la que sentí tanta excitación con un disco.

 

George Michael
“Listen Without Predjudice Vol. 2”
(1990)

Sí, sé que suena a locura, pero ahora mismo estoy escuchando este disco. Al mismo tiempo estoy pensando si no se trata de uno de los discos más infravalorados de los noventa. ¿Lo es? No estoy seguro totalmente. Quiero decir. Sé que “Freedom 90” fue un gran éxito, pero me da la impresión de que es una joya olvidada. Creo que George Michael escribió y produjo todo y consiguió algo muy singular que iba del pop al jazz, del gospel al dance y vuelta atrás. En todo caso, se me ocurre que los lectores escuchen el disco y decidan por ellos mismos.

 

Talking Heads
“Speaking In Tongues”
(1983)

Talking Heads es una de esas bandas en las que he intentado entrar en infinidad de ocasiones, pero no conseguí que me afectases de una forma profunda o significativa por algún motivo. Alquilé su concierto filmado “Stop Making Sense” en Betamax y pensé que era muy imaginativo el modo de desarrollar el show y de ir sumando a los miembros, pero ni siquiera así conecté emocionalmente. Pero las grandes críticas que iban recibiendo disco a disco me convencieron de que debía volver a su música y darles una nueva oportunidad. Lo he ido haciendo cada pocos años hasta que en 2008 ocurrió. Mi mejor amigo se casaba en París y tomé un vuelo para pasar una semana extra en la ciudad de las luces. Justo antes de subirme a un avión que iba a estar trece horas volando, cargué en mi viejo iPod varios discos nuevos y “Speaking In Tongues”. Mientras estaba esperando escuché “Burning Down The House” y a partir de ese momento, durante varos días, en los vuelos, en el aeropuerto, en las calles, mientras iba buscando todos esos famosos cafés franceses, mientras me comportaba como un turista, tuve ese disco en loop constante y dejé de escuchar cualquier otra cosa. Una línea de bajo por canción, sin cambios de acordes de la estrofa a los coros y vuelva a empezar. Por alguna razón todo aquello me inspiró. Ese disco depende mucho de la maestría como productor de Biran Eno, quizás sea el disco que más depende de los arreglos que jamás haya escuchado. Pasa el tiempo y me continúa inspirando profundamente, además de influir en mi forma de entender la producción de mi propia música.

 

Waylon Jennings
“Dreaming My Dreams”
(1974)

Cuando era un chiquillo, mi padre me llevaba por ahí en su Pontiac Trans Am de 1978 y escuchábamos a todos esos grandes artistas country de aquellos días. Conducíamos escuchando a Willie Nelson, Kris Kristofferson, Merle Haggard y Waylon Jennings como si estuviésemos en la película “Smokey And The Bandit” (“Los caraduras”, 1977). Recientemente he redescubierto algunos de los discos que mi padre y yo escuchábamos durante aquellos años. Con la distancia y cierta perspectiva he llegado a la conclusión de que, en muchos aspectos, aquella fue la era dorada del country y “Dreaming My Dreams” es posiblemente la mayor obra maestra de aquel momento.

 

Nina Simone
“I Put A Spell On You”
(1965)

No puedo pensar en otro artista que haya creado discos de la perfección de Nina Simone. Su sentido de la perfección puede rivalizar con el de cualquier otro que pueda imaginar (The Beatles, Tupac, Willie Nelson, Rolling Stones... cualquiera). “Little Girl Blue”, “Forbidden Fruit”, “Pastel Blues”, “Silk & Soul” o “Nina Sings The Blues” son todos discos preciosos, pero “I Put A Spell On You” está a un nivel superior. A un nivel similar al de “Bridge Over Troubled Water” de Simon & Garfunkel en el que las voces suenan brillantes, sólidas y sorprendentes. Cuando imaginas que van a girar hacia la izquierda, resulta que se van a la derecha. Y cada canción esconde múltiples sorpresas. ¡Boom!... lídia con eso.

 

Elvis Presley
“Elvis Presley”
(1956)

“Before Elvis there was nothing!” (John Lennon)

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