Las mil y una muertes de David Bowie
Especiales / David Bowie

Las mil y una muertes de David Bowie

Tomás Crespo — 08-01-2016
Fotografía — Brian Duffy / Archivo

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El exilio berlinés

(1976-79)

Antes de que terminase 1976, Bowie decide trasladarse a vivir a Berlín; una ciudad aún dividida que le tenía totalmente fascinado. Su ambiente bohemio y la singularidad de sus habitantes provocó en Bowie una sensación que ya casi le era ajena: por primera vez pasaba desapercibido. Durante su estancia en Berlín, Bowie fue sencillamente un excéntrico más de cuantos paseaban por sus calles.

La experiencia le sirvió tanto para liberarse de sus adicciones como para recuperar su ímpetu creativo. Recluido junto a Iggy Pop en un bloque de pisos de Schöneberg, comenzó a concentrar su interés en música electrónica y ambiental que reflejaba la particular atmósfera del Berlín de la Guerra Fría.

El influjo de grupos como Neu! o Kraftwerk quedaría patente en lo que se ha dado en conocer como la "Trilogía de Berlín". Tres álbumes consecutivos gestados en los Hansa Tonstudio (conocidos en el mundo anglosajón como "Hansa by the Wall", por su cercanía con el muro), si bien sólo uno de los tres álbumes se grabo íntegramente allí. Contrariamente a la creencia popular Brian Eno no produjo ninguno de esos discos. El productor fue en realidad el propio Bowie junto a Tony Visconti, si bien la presencia e influencia de Eno es incuestionable en todos ellos.

El primero (y el mejor) de los tres fue "Low" (RCA, 77). Dividido en dos partes claramente diferenciadas, su cara A es una potente reinterpretación del universo de Bowie en clave krautrock, mientras su cara B está compuesta principalmente por temas instrumentales eminentemente electrónicos. Sin duda una de sus cumbres creativas y la obra más compacta de su discografía desde Ziggy Stardust.

La misma dicotomía estaría presente también en "Heroes" (RCA, 77), cuya canción titular, co-escrita junto a Eno, se convertiría en uno de sus las más reconocibles y reconocidas de su repertorio. La presencia de Robert Fripp, guitarrista de King Crimson, acentuó el sonido progresivo del disco, más accesible que su predecesor.

La última pieza del tríptico fue "Lodger" (RCA, 79), grabado ya entre Suiza y Nueva York, sin instrumentales y con apenas algunas pinceladas de krautrock. Bowie, totalmente recuperado, ya había quemado otra etapa.

 

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