Berri Txarrak en México y Estados Unidos
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Berri Txarrak en México y Estados Unidos

Gorka Urbizu, Berri Txarrak — 28-04-2015

El llano en llamas
A menudo la lengua da pistas sobre cómo entendemos el mundo que nos rodea. México es un país al que no le gusta la música, sino que le late. Conviene tenerlo presente antes de emprender una nueva gira azteca (la tercera en nuestro caso), porque sólo así llegas a asimilar la intensidad con la que vive el rock esta gente. Uno siempre está obligado a darlo todo cuando se sube a un escenario –la pasión es el mínimo exigible-, pero aquí tienes que dar un concierto padre, chido, chingón, cabrón. ¿Para qué si no cruzamos el charco?

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Welcome To Tijuana
Con el tiempo justo para poner un par de lavadoras tras nuestra gira europea, nos volvemos a ver las caras en el aeropuerto de Loiu: modo avión. Aterrizamos en San Diego (California), algo así como el hermano siamés rico y guapo de Tijuana. Nos espera el promotor, en cuyo coche cruzamos la frontera con la luna llena como testigo.
El primer concierto es al día siguiente, junto a los canadienses Comeback Kid. Desayunamos con todas las de la ley (las delicias gastronómicas mexicanas merecerían un reportaje aparte) y recorremos la ciudad, sus mercados, su costa, su omnipresente frontera. Da la sensación de que no hay turistas suficientes para tanto puesto de souvenir. Como reza una de nuestras canciones, este lugar parece sumido en lo mejor de su decadencia, como atrapado en una constante última oportunidad.
Llega la hora de ir a la sala –Calle Revolución- y ver el backline que compartiremos las bandas. No sé si ese bombo resistirá las embestidas de Galder y tres bateros más, pero es lo que hay. Tenemos cuarenta minutos en los que desgranamos nuestro material más acelerado; el público viene mayoritariamente a ver a los de Winnipeg y no hay lugar para matices. A veces el merch es el que te da el veredicto de si has gustado o no y vista la cantidad de gente que se acerca, sólo cabe pensar que no será la última vez que actuemos en esta ciudad.
2 AM. Nos acercan de nuevo a la aduana y la cruzamos a pie con todos los bártulos: guitarras, bajos, platos… Sensaciones encontradas al hacer ese trayecto de escasos metros para pasar a Estados Unidos. Al otro lado nos recoge un conocido de San Diego que nos cede un trozo de suelo enmoquetado para dormir tres horas. El avión para Austin sale a las 6 AM. Huesos y tímpanos cansados, el comienzo de gira va a ser duro.

Austin City Limits
No sé si alguna vez habéis tenido la desagradable sensación de que te inviten a un sarao y después te tengas que buscar la vida para todo, como si fueras tú el que se ha colado en la fiesta y en realidad a nadie le importe demasiado tu presencia. Bienvenidos al festival South By SouthWest, única fecha estadounidense de esta gira. Berri Txarrak es la segunda vez que acudimos y la sensación se repite: esto mola más como público que como banda. SXSW recibe más de diez mil peticiones para actuar cada año, pero sólo una de cada diez consigue ser seleccionada. Ese pequeño honor es lo único que se te concede, porque tus privilegios terminan justo ahí. Te asignan una hora y un garito para actuar, punto. Con qué material toques (increíble que no dispongan de backline), dónde te hospedes o demás molestias parecen irritar a un personal con un leve movimiento de ceja como mayor muestra de afecto. En fin, esto no deja de ser un escaparate mundial y tocar nos pone, cómo y dónde sea. Sólo por ver a Cancer Bats entre el público ya ha merecido la pena.
Y otra noche de hotel que nos ahorramos, ya que debemos ir directamente al aeropuerto: Austin-México DF. Mañana nos reincorporamos a la gira de Comeback Kid.

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México DF: Licencia para matar
El centro de la capital mexicana está tomado por el equipo de rodaje de la nueva entrega de OO7. Nuestro hotel está cerca del Zócalo y el caos es total: calles cortadas al tráfico, medidas de seguridad por todas partes… ¡Nadie contaba con que Daniel Craig nos jodiera la logística!
Nos reencontramos con nuestros amigos mexicanos de giras anteriores y nos entregamos al picante con devoción. ¡Por fin una comida con algo de tiempo para disfrutar tranquilos! Aunque en breve hay que ir al Salón Bolívar, donde actuaremos de nuevo con Comeback Kid y varias bandas hardcore mexicanas como Última Víctima. El sold out está asegurado y tras el vendaval de decibelios es increíble cómo sudan las paredes. Nos despedimos de Andrew y compañía. A partir de ahora cada banda sigue su curso: ¡Gracias por esta doble oportunidad!
Tenemos tres days off por delante, aunque quizás day off no defina realmente el devenir de las siguientes setenta y dos horas, llenas de entrevistas en prensa, radios, blogs y hasta una actuación en TV, con el añadido de ese tráfico imposible a todas horas… y cómo no: Bond, James Bond.
Llega por fin la segunda fecha en DF. El Foro Alicia siempre nos acogió con los brazos abiertos y este es seguramente el concierto más importante de la gira. Nos alegra ver la cola que se forma ahí fuera y resulta ser una noche memorable. Pocas sensaciones más placenteras que la de recibir el calor de un público tan lejos de casa, así como la certeza de que hoy hemos sumado muchos adeptos a nuestra causa: así nos lo hacen saber los nuevos fans mexicas que se nos acercan. Para el recuerdo el momento en que hemos dedicado un tema a los cuarenta y tres estudiantes de Ayotzinapa y el público ha comenzado a contar a voz en grito:1, 2, 3, 4… hasta 43. Piel de gallina.

Nevado de Toluca
Nuestro agente de promoción no nos da respiro y después de un atasco desesperante para entrar la ciudad de Toluca, seguimos dando entrevistas. Hace diez años estuvimos tocando en esta misma ciudad a los pies del precioso Volcán Nevado. Menos mal que Moctezuma esta vez no ha cumplido su venganza, pues aún recuerdo lo mal que lo pasé hace una década, tocando completamente deshidratado y con el vientre hecho trizas.
Hay mucha vida en la plaza, callejeamos e incluso nos da tiempo de visitar la zona de Metepec antes del concierto. Reencontrarnos con Boti y su tropa (organizadores del citado bolo en 2005) ha sido genial y eso nos da fuerzas para acometer el último show, mañana, en Guadalajara. ¡Gracias carnales!

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Última estación: Guadalajara
Como fan de Rulfo a uno le hace ilusión debutar en Jalisco. Cuauhtémoc nos lleva en su furgoneta, un tanto cascada pero con mucha solera. Llegamos a tiempo para gozar unas horas en el mercado del Chopo. Es increíble la de puestos que hay con camisetas de grupos de metal, hardcore, punk... No salgo de mi asombro cuando un joven vendedor me reconoce y me dice que esta noche vendrá al concierto. ¡Waw! Me invita a elegir una remera de su tienda, pero le digo que no llevo nada encima. ¡Nos vemos después!
Vamos a comer con el organizador y se nos une un fan que ha volado desde Ciudad Juárez para vernos (“¡No me lo podía perder por nada del mundo!”). Que un seguidor mexicano haga mil quinientos kilómetros para verte tocar hace que toda esta locura cobre sentido. Jaio.Musika.Hil.
Llega la hora del concierto. Justo antes de arrancar, me encuentro al chaval del puesto de camisetas del chopo: me ha traído una de Bad Religion de regalo. La sensación de gratitud es indescriptible. Me la pongo y vamos a tocar. El sitio entra en ebullición cuando escupimos los primeros acordes. Guadalajara vibra y nosotros nos dejamos la piel en esta especie de patio a escasos metros del Estadio Jalisco. Cuando despedimos con “Denak ez du balio” la comunión es ya total. Nadie diría que estamos al otro lado del planeta: esta es nuestra casa. Eskerrik asko!!!
Las noticias sobre la “hazaña” del copiloto Lubitz hacen que cada pequeña turbulencia nos inquiete más de lo normal en el vuelo de vuelta. Pero, al fin y al cabo, ¿Quién no ha dormido alguna vez con un ojo abierto?

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