Anticlerical vuelven a rugir
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Anticlerical vuelven a rugir

Carlos Caneda — 13-07-2015

Acaba de publicarse “Anticlerical 1991-1996: Descanse en paz”, un CD que recopila la práctica totalidad de las grabaciones que se conservan de los santanderinos Anticlerical, pioneros del grindcore y el death metal en Cantabria. Se ha editado con la colaboración de los sellos Odio Sonoro, Humanicide Records, Dead Sheep Producciones, Producciones Tudancas, Brutal Arratia y FAK Records.

Según Fabio Méndez, coordinador de la edición, “con este disco se trata de reivindicar a una banda que abrió el camino y resultó una influencia crucial para mucho de lo que vendría más tarde en Cantabria, del mismo modo que también lo fueron otras bandas de su época como Invasores o Fuzzio y los Sucios en el rock and roll garagero, o K.D.K. en el hardcore”.

En este punto toca hacer un poco de historia. Anticlerical lo formaron Gerardo, César, David y Jose en 1991, cuando intentaban emular lo que habían escuchado en los discos de sus adorados Pungent Stench, Carcass, Obituary o Napalm Death, aunque aportando un toque bastante personal (entre otros motivos porque entonces no tenían más referencias a los que imitar). Así se hicieron con un sonido sucio y bestia, un bramido eléctrico trepanado por blast beats y voces guturales que eructaban letras cargadas a partes iguales de mala leche política y humor cafre.

Al año siguiente empezaron a tocar regularmente en directo, y en poco tiempo fueron capaces de congregar tras de sí a bastantes seguidores. Como reza el texto en el libreto del cd “muchos recuerdan con nostalgia el tremendo seguimiento que originaban los múltiples grupos (…), causante de que los conciertos que (…) se sucedían semana tras semana, recibieran una afluencia masiva de público. No importaba demasiado quién actuara o qué tocara, las salas solían llenarse casi siempre por gente (…) con un sentimiento común de búsqueda de contacto con la efervescente escena musical (…)”.

En 1993 grabaron una maqueta compartida con los también santanderinos K.D.K., de la que llegan a despachar nada menos que 3500 copias. Por otro lado, la inclusión de temas en algunos recopilatorios y sus frecuentes conciertos ayudaron a que su fama creciera fuera de Cantabria, hasta que finalmente les ofrecieron grabar un disco en un estudio de Madrid. Por desgracia, lo que debió ser una gran noticia se convirtió en el punto donde comenzaron las desilusiones, ya que el grupo nunca llegó a recibir los masters de las grabaciones, y de hecho siguen desaparecidos hasta la fecha de hoy.

A pesar de todo, pronto se incorporó Pedrosa como vocalista, y con la formación de quinteto y la experiencia adquirida la banda se convirtió en un auténtico destrozatímpanos completamente cohesionado. En 1995 acometieron la grabación de un disco compartido con los catalanes Violent Headache, los madrileños Denak y los también cántabros Dry Cum Stench. Pero una vez más estas canciones quedaron sin publicar por problemas ajenos al grupo.

La acumulación de tensión y desilusiones condujeron a que el grupo se separara en 1996. Y, a pesar de que en la memoria colectiva el nombre de Anticlerical haya quedado marcado como el de una banda mítica para la escena santanderina, la mayoría de sus grabaciones quedaron sin publicar o simplemente cayeron en el olvido.

Así, “Anticlerical 1991-1996: Descanse en paz” rescata 80 minutos de música en 32 apretadísimos cortes, entre los que se encuentran aquellos que formaron parte de la maqueta compartida con K.D.K., las grabaciones para el disco inédito que registraron en 1995, además de algunas tomas hechas en el mismo local del grupo y otras en directo.

La confección del repertorio de la recopilación ha requerido una verdadera labor de arqueología musical. Fabio cuenta que ha tenido que “revisar montones de cintas sin créditos una a una, a la búsqueda de material de valor que afortunadamente ha aparecido; incluso grabaciones que ni siquiera los miembros del grupo recordaban y que no se han podido incluir en el disco por falta de espacio o por tener una calidad menos idónea”.

El resultado es un necesario trabajo de recuperación del sonido de una época en la que, a pesar de que aquellos grupos nunca trascendieron el estatus underground, hubo quienes fueron capaces alcanzar un nivel de popularidad que a día de hoy resulta impensable para una banda amateur.

Según Fabio, “la intención del disco no es dar paso a la nostalgia por unos quizá "tiempos mejores" musicalmente hablando”, sino propiciar “que muchos de la generación actual pongan el mismo empeño que se puso en aquellos años con ni la mitad de medios. Dar a ver que se pueden hacer cosas si de verdad se quiere, en unos tiempos estos en los que parece que los grupos jóvenes quieren que se lo den todo ya hecho, quejándose siempre de que no hay locales para tocar o de que no hay ayudas, cuando lo realmente importante es hacer las cosas por sí mismos y contra viento y marea”.

En cualquier caso, el trabajo de restauración y digitalización del sonido de las grabaciones que se han incluido en “Anticlerical 1991-1996: Descanse en paz” es una feliz noticia que permite rescatarlas del olvido y darlas a conocer a los que llegaron al mundo de la música tras la desaparición de la banda. Unas canciones que formaron parte de la banda sonora de las calles de Santander a mediados de la década de los noventa, pero que el paso del tiempo, la obsolescencia programada de los formatos de registro fonográfico y la mala fortuna de una banda que los más románticos podrían calificar de maldita casi las han condenado al olvido.

Y si bien ya se ha dado algún intento previo de actualizar ese catálogo musical (sin ir más lejos, ahí está “39360” (Fak Records, 2012), que reunía el legado completo de K.D.K.), sería deseable que se reeditaran las canciones de los citados Invasores y Fuzzio y los Sucios u otros como Pugen Virta, compañeros de generación y grupos que igualmente gozaron de gran popularidad entre la chavalada de la época. Aunque este primer paso ya resulta altamente gratificante.

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