Toundra, diario de gira europea (12 y 13)
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Toundra, diario de gira europea (12 y 13)

Redacción — 27-02-2015
Fotografía — Archivo

¡Por fin un día libre!

Día 12: Day off

Nos despertamos en la pequeña casita anexa a la sala Vortex, donde ayer dimos uno de los mejores conciertos de la gira. Abrimos la puerta y vemos que todo está cubierto de nieve… y sigue nevando. Mientras algunos se quedan trabajando con los portátiles, otros van a una pastelería cercana a por café y bollos. Después de dar buena cuenta de ellos, empezamos a meter las maletas en la furgo y ponemos rumbo a Dortmund, no sin antes hacer una pequeña guerra de bolas de nieve.

Nuestra primera parada es en las oficinas de Century Media. Jessica, nuestro contacto allí, pasó a vernos por el concierto de Gouda y nos invitó a pasar a hacerles una visita. Nos invitan a unas pizzas y nos enseñan todos los despachos (son tres plantas de oficinas y ahí hay más gente que en la guerra) y el almacén, que es enorme. Todo el mundo es simpático y muy amable. Antes de irnos nos dan 25 CDs para que los firmemos, menos mal que no piden dedicatoria. Más tarde colgamos la foto de todos los cd's juntos, y alguien comenta que parecen cajas de langostinos congelados, es cierto; nos partimos de risa. Después de firmar nos hacemos unas cuantas fotos y partimos.

Salimos de Dortmund con destino Hamburgo, donde haremos noche en este, nuestro único día libre. Artur se pega una paliza a conducir de nuevo. Qué suerte tenemos al contar con él y con Rabdul en esta gira.
Llegamos a Hamburgo y no encontramos el albergue que hemos reservado para esta noche. Después de treinta minutos dando vueltas absurdas por el barrio con un frío que pela, encontramos el sitio: se encuentra en el sótano de una nave industrial enorme. En la planta de arriba vemos que hay un concesionario de coches de lujo… incluidos dos Rolls Royce. Están locos estos alemanes. Después de dejar las maletas en el albergue, nos vamos a un supermercado de al lado para comprar cena. Después de cenar toca partidita al Ciudadelas. El puto Maca se pica, si no le roban, le matan, y si no, le destruyen un edificio. Al final la toma con Esteban y una cerveza acaba cayendo al suelo. Es ahí cuando descubrimos que el albergue no tiene ni una puta escoba. Después de terminar la partida (ganó Alberto) nos vamos a dormir, no sin antes recoger la ropa de la secadora. Mierda, la ropa está mojada, toca tenderla. ¡Mierda! No hay tendedero; bueno, pero tenemos una litera que no se va a usar, así que colgamos la ropa en las lamas de ambas, asunto resuelto. Después de esto, los tres tenores de los ronquidos: Esteban, Rabdul y el puto Maca, le dan al resto una buena serenata; si tuviese que elegir quién es Pavarotti, elegiría a Esteban 10 de cada 10 veces.

Día 13; Aarhus

Nos levantamos en Hamburgo descansados, pese a que los colchones son de puto papel y a Rabdul se le pira la pinza por las mañanas y nos despierta antes de lo acordado; y de buen humor, pese a que el supuesto Bed & Breakfast es en realidad una oficina de un concesionario en cuya cocina no hay ni azúcar. Recogemos la ropa tendida de la colada de la noche anterior y partimos rumbo a Dinamarca. Michael Laudrup es mencionado varias veces a lo largo de la mañana. Comemos en carretera. Justo después, un coche de policía nos para… nunca falla. Si conduces unos días por Alemania y no te para un coche de policía es que no tocas en un grupo. Entregamos nuestros DNIs y nos preguntan si tenemos algo que declarar ("tabaco, alcohol…"). Nos hacen abrir la puerta de la carga de la furgoneta para revisar. Al ver el montón de backline y merchandising que llevamos atrás, a los agentes les entra pereza y nos dicen que todo está OK. Nos preguntan el nombre del grupo y tras recomendarles que nos escuchen en Spotify, seguimos nuestro viaje.

Llegamos a Arhus. Nos cuesta un poco encontrar la sala pero al vernos perdidos, el bajista de Lis Er Stille (la banda danesa con la que tocaremos las próximas cuatro fechas) sale a nuestro encuentro y nos indica la puerta para descargar el equipo. Bajamos todo y van apareciendo poco a poco el resto de componentes del grupo. Daneses educados, amables y siempre dispuestos a echarnos un cable. Nos ponen todo muy fácil. La sala se encuentra dentro del complejo cultural Bora Bora y se llama Headquarters, de nuevo pasa por nuestra cabeza la idea de qué bien estaríamos en España con sitios tan bien dedicados a la juventud y a la música como los que encontramos por estos países, pero en cuanto vemos que también hay escaleras para cargar el equipo nos olvidamos de esta idea.

Comienza el concierto. Habrá unas cien personas en total. Tenemos algunas visitas de españoles emigrantes en Dinamarca. Después del concierto de Lis Er Stille, es nuestro turno, pero un gran número de sus fans y amigos abandonan la sala antes de que comencemos. Tocamos para unas cincuenta personas… el sonido en el escenario es un caos y el público es algo más frío de lo que estamos acostumbrados. Aún así, esa gente que apenas mueve las cejas durante el concierto, después del mismo vienen a felicitarnos por el concierto. Eso sí, ¿merchandising?, no gracias.

Después de recoger y tomarnos algo en la sala, nos vamos al hostal donde tenemos reservada una habitación para todos. Nos encontramos con literas cuyas camas miden 1'35m de ancho. Dejamos las maletas y salimos en busca de un Seven Eleven (aquí todavía hay) para cenar algo, ya que en la sala no nos han dado ni un mísero cacahuete (sólo cerveza, que tampoco está mal). Encontramos uno a pocos metros del hostal, pedimos unos perritos y unas pizzas, entretanto, el dependiente le prohíbe la entrada a un hombre que vestía una especie de mono de basurero a la voz de "he is a thief". Nos descojonamos con la idea de que cualquier operario que vista ese tipo de indumentaria sea un ladrón. Después de cenar, caemos rendidos en las lujosas literas. Mañana cogemos el ferry a Noruega.

3 comentarios
  1. Que pasa con los siguientes días!!

  2. Sí! Queremos crónicas de lo que falta!

  3. Y el final?? 🙁

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