Las principales cabeceras musicales británicas confirman la caída de las ventas provocada hace ya tiempo por la llegada de Internet. Un descenso que sólo es ligeramente paliado a día de hoy por el aumento de las suscripciones en formato digital. A pesar de que las ventas de las versiones digitales estén en aumento, el ritmo de crecimiento de éstas no cubre el descenso de las publicaciones en papel y se basa, básicamente, en el hecho de que no todos los lectores que dejan de comprar una revista en versión física se pasan después a su edición digital.
Esas son las conclusiones de un estudio del ABC (Audit Bureau of Circulations) que señala a algunas de las más importantes cabeceras musicales del mundo, todas ellas británicas. El semanario musical británico NME, que cuenta con una de las páginas web de entretenimiento más visitadas, ha visto sumergida su circulación en papel a un 21.1% menos respecto al año pasado, 13.995 ejemplares semanales (15.384 si contamos suscripciones digitales) de media frente a los 300.000 que llegó a despachar en sus años de gloria. Melody Maker, la revista de la misma compañía que en los tiempos dorados de la prensa musical le hacía la competencia y publicación que llegó a convertirse en la revista semanal de música más antigua del mundo, cerró en el año 2000 con el doble de ejemplares de los que ahora mismo el NME vende cada semana.
Otras considerables caídas a lo largo del último año de ilustres mensuales musicales son los de Q (-5%, 50.161 ejemplares vendidos al mes), Kerrang! (-13.7%, 30.300), Metal Hammer (-11.3%, 24.552) o MOJO (-4,7%, 70.493).
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