“No sé si me siento demasiado viejo”, comenta Matt May, teclista del grupo. “Depende del día”. Hablamos de “More Than Any Other Day”, su debut en largo para el sello Constellation, convertido en uno de los estrenos más convincentes de lo que llevamos de año y un disco cargado de angustia juvenil, pero tratada con el cinismo propio de alguien de más edad.
Viejunos prematuros o jóvenes prodigiosos, Ought incluso suenan impropiamente maduros para su edad: Pere Ubu, The Ex, proto-punk, rabia bien canalizada, guitarras punzantes y remolinos rítmicos (“The Weather Song” podría ser perfectamente de Clap Your Hands Say Yeah) que te atrapan en su propia obsesión. Todos sabemos que ese no es precisamente el fuerte de la mayoría de veinteañeros. Y a pesar de todo muchos de esos elementos ya aparecían en su primer EP, publicado en 2012, primeros frutos de un grupo de compañeros de piso que empezaron a tocar juntos cuando estaban en la universidad. “Creo que, respecto al EP, no hemos cambiado en cuanto a nuestra forma de abordar las canciones, pero sí hemos mejorado como instrumentistas y a la hora de escuchar lo que hacen el resto. Muchas de nuestras canciones surgen de la improvisación. Las escribimos todos juntos. Experimentamos y cuando surge algo buenos nos dedicamos a trabajarlo obsesivamente”.
Esa es la clase de intensidad que transmiten las canciones de su disco. Tanto da que la mayoría sean más bien lentas. Son lentas con los dientes apretados. Hay un nervio bilioso allí. “Si hay algo que da cohesión a nuestras canciones es nuestra voluntad de expresarnos siempre de forma auténtica. También es cierto que en el momento en que el disco fue escrito convergían una serie de ansiedades y sentimientos recurrentes que nos influenciaron a la hora de escribir las letras”. ¿Los motivos de esa ansia? “Los anhelos materiales y emocionales con los que debe lidiar uno durante y después de la universidad y darse cuenta de que la mayoría de ideas que tienes sobre cómo era el mundo y algunas verdades absolutas que dabas por ciertas se van por el retrete”. Ser joven, básicamente, ahora y siempre, apesta.
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