"Cuando era un chaval estaba muy metido en la escena industrial"
Entrevistas / John Grant

"Cuando era un chaval estaba muy metido en la escena industrial"

Luis J. Menéndez — 10-04-2013
Fotografía — Archivo

La publicación de “Pale Green Ghost”, segundo trabajo de John Grant en solitario y continuación del espectacular “Queen Of Danmark”, justifica una charla de ida y vuelta sobre el influjo de la electrónica, sus primeros pasos como artista y la razón de ser de canciones tan rabiosas a la par que emocionantes como “Vietnam”, “You Don’t Have To” o “I Hate This Town”.

Tengo que reconocer que no he encontrado demasiada información a propósito de cómo y con quién ha sido grabado este disco, así que lo primero de todo, por favor, cuéntame cuál es la historia de “Pale Green Ghost”.

Mi idea inicial era irme a Texas a grabar con dos de los chicos de Midlake y el productor habitual de St. Vincent, pero en octubre de 2011 fui invitado al Iceland Airwaves Festival y una vez allí conocí a Biggi Veira, cabeza pensante de Gus Gus. Hablamos y se mostró interesado en crear algunos sonidos para mi nuevo disco, así que cancelé momentáneamente lo de Texas. Volví a EEUU a final de año y el productor no podía ponerse a trabajar hasta febrero, así que de repente tenía un mes libre que utilicé para irme de nuevo a Islandia a consolidar algunas de las ideas. En una semana tenía las demos de “Pale Green Ghosts” y “Black Belt”, y en ese momento me di cuenta que debía seguir allí. Eso fue en enero de 2012, cancelé definitivamente las sesiones en Texas y grabamos todo el disco en Reikiavik.


Pero, si no me equivoco, ya habías sacado a pasear alguna de estas canciones en tus dos visitas a Madrid, una dentro del festival Primavera Club y posteriormente en el Teatro Lara. Y también habías apostado ya en aquel momento por un formato de dúo “electrónico”.

Desde el principio tenía claro que quería ese sonido para “Pale Green Ghost”. Y es cierto que llevo mucho tiempo tocando en directo “You Don’t Have To”, que ha sido una especie de canción-puente entre el antiguo y el nuevo material. “Vietnam” también es un tema que compuse al final del tour de “Queen Of Denmark”. Está escrita al piano y no tenía del todo claro cómo iba a encajar en este disco, así que la utilicé como transición en el disco de lo acústico hacia lo electrónico. Es que, en realidad, las canciones cambiaron cuando llegaron al estudio. “Vietnam”, por ejemplo, dio un vuelco respecto a lo que era inicialmente: ahora tiene ritmo y unas cuerdas exuberantes.

¿Cuál es la relación que has tenido con la electrónica como oyente?

¡Es uno de mis estilos favoritos!

¿Solías ir a bailar a los clubs gays?

La mayor parte de música que escuchaba cuando iba a los gay-clubs en Denver era ese pop supermainstream, r’n’b, house,… no hay una mezcla de estilo, todo está cortado por el mismo patrón. No es sencillo escuchar algo como Hercules & The Love Affaire, por ejemplo, que hacen un house maravilloso con coartada gay. ¿Por qué no ponen sus canciones en los clubs?

Creo que más o menos en España sucede lo mismo…

No lo entiendo…


Y ¿hasta qué punto has tenido como objetivo con este disco hacer bailar a tu público?

Lo cierto es que no pensé en ello de ese modo, sólo pretendía hacer canciones que me gustasen. Me encanta un buen ritmo y una línea de bajo sintetizada. Pero el desafío no ha sido tanto hacer a la gente bailar, eso sería algo así como… un extra.

Nunca he estado encima de un escenario, así que no puedo hablar por mí, pero supongo que tiene que ser toda una experiencia, que por desgracia no se da muy a menudo en los conciertos de pop y rock, estar ahí arriba y conseguir que todos se lancen a bailar.

Yo tampoco lo he experimentado antes, pero creo que voy a poder hacerlo con este disco, sí, porque temas como “Black Belt”, “Sensitive New Age Guy”, “Ernest Borgnine” y hasta “Pale Green Ghosts” tienen ese ritmo grueso que supongo que van a empujar a la gente a bailar. Y la verdad es que me encanta… Aunque si te soy sincero, a mí lo que de verdad me gustaría sería hacer un baile hip hop sobre el escenario, hacer el robot. ¡Me parece taaaaan bonito! Pero no soy capaz, tengo la sensación de que mi cuerpo se desencajaría si lo intentara. Tal vez algún día consiga aprender.

Es una imagen muy de los 80. ¿Puede que esté interrelacionada de alguna forma con la nostalgia por tus años de adolescencia?

Sin duda, los 80’s son una parte muy importante de mi corazón. En definitiva… “I love the 80’s” (y rompe a reír con una cálida carcajada).

Bien, he ido perdiendo cada vez más el hilo de la entrevista así que voy a intentar retomar otra vez el guión... Leyendo la entrevista que hiciste hace un par de años para MondoSonoro entre muchas otras cosas comentabas que todos los músicos trabajan con las mismas herramientas, y que resulta muy complicado escapar de según qué referentes. Ponías el ejemplo concreto de Radiohead, lo difícil que resulta no sonar como ellos.

Tal vez mi análisis de ese conflicto en concreto ha cambiado un poquito. A pesar de que todos aspiramos a hacer algo nuevo, algo diferente, ahora creo que lo verdaderamente importante es encontrar tu propia voz y crear exactamente aquello que tú deseas sin pararte a pensar demasiado en lo que hacen los demás. Es complicado porque las influencias son muchísimas y escuchamos a demasiada gente grabando canciones increíbles. Lo complicado de ese proceso es que en algún momento debes alejarte de tu propio camino. También es cuestión de ganar confianza en uno mismo, de aprender lo que tienes y lo que quieres para intentar desarrollarlo a tu manera. Pero las posibilidades son infinitas y eso es lo que lo hace tan complejo, porque puedes hacer casi cualquier cosa, especialmente hoy.

¿Tienes la sensación de que encontraste tu propia voz hace unos años con “Queen Of Denmark”?

No. Tal vez en lo relativo a las letras. Pero en lo musical… En algunos aspectos puede que sí, pero en otros encontrar tu voz forma parte de un proceso muy largo. Creo que todavía estoy en el camino de encontrar mi propio sonido. O tal vez puede que mi propio sonido se termine convirtiendo en una sucesión de sonidos diferentes. Tengo que decir que siempre me he sentido muy inspirado por Björk y, ya sabes, su voz es siempre la misma pero ella no para de vestirla con ropajes diferentes. Nunca podré aburrirme con Björk porque siempre se coloca en diferentes contextos. Y muy probablemente yo opte por una opción similar. Me viene bien trabajar con otra gente para mantenerme inspirado. Necesito perderme, sentirme atascado, posiblemente eso sea lo más importante para mí como músico. Componer en esas circunstancias me ayuda a la hora de tratar los temas más oscuros y dramáticos, porque es importante no tomarte demasiado en serio, pero debo reconocer que a mí me cuesta, así que debo asegurarme de que hay una parte humorística que rodea todo el proceso.

¿Cómo es tu relación con este disco, si la comparas con la que tenías con “Queen Of Denmark”?

Es una suave continuación. Si acaso los sonidos en “Queen Of Denmark” eran una especie de excepción, y los de “Pale Green Ghost” son más cercanos a lo que yo soy. Pero en esencia es un poco lo mismo: soy yo hablando de temas que me resultan un tanto difíciles, de las cosas que me remueven por dentro. Son las cosas con las que me toca luchar en mi día a día tratadas con sentido del humor y de una forma muy directa.

Precisamente quería hablarte de eso, de tus letras, que sin renunciar a lo poético casi siempre resultan muy directas. Podríamos jugar al mismo juego que se suele practicar con las películas de Tarantino: “¿Cuántas veces ha dicho ‘fuck’ a lo largo de la película?” O en este caso del disco… Y no sólo es lo que dices sino cómo lo dices: cuando sueltas “you think you’re so fucking cool” es un poco… Wow, las palabras explotan en tu boca y también dentro de la canción, hay mucha rabia ahí dentro.

Porque así es la vida a diario. Lo digo exactamente como lo pienso y de la forma en la que hablo. Yo digo a menudo “que te jodan”, porque tengo mucha rabia dentro de mí y decirlo supone un buen golpe, no sólo si estás cabreado, puede tratarse de cualquier otra emoción llevada hasta el límite. Mucha gente me lo ha reprochado: “¿por qué maldices todo el tiempo?”. Y para mí esa es una pregunta extraña….

Supongo que resulta especialmente sorprendente en el contexto de una canción pop…

Así es como quiero que sea. Cuando digo “I hate this fucking town” es que eso es lo que dije justo en aquel momento. Cuando tropecé con él por primera vez después de dos años pensé “Odio esta puta ciudad en la que ni siquiera puedes estar tranquilo en tu puta casa”. La rabia toma el control sobre ti. No creo que nunca me libre de esa peculiaridad o… No sé, tal vez sí, pero cuando algo así llama a la puerta de una canción creo que no debes negarle el derecho a entrar.

¿A quién le hablas cuando escribes una canción? Que en cierto modo es lo mismo que preguntarte cuál es el motivo por el que escribes canciones.

Bueno, creo que eso depende de la canción en cuestión. La mayor parte del tiempo me estoy hablando a mí mismo. Hasta cuando le canto al amor de mi vida que se ha ido creo que me estoy dirigiendo a mí mismo. A él ya no puedes cantarle porque ha dejado de existir. Otras veces sí que tienes un destinatario en concreto. Y otras a nadie en particular o al mundo en general. Pero siempre es diferente, es una mezcla de cosas diferentes. En este disco en concreto sí te puedo decir que hay unas cuantas canciones en las que me dirijo directamente a él… porque no puedo hablar con él directamente en la vida real, así que lo hago en forma de canciones. Lo que no deja de ser extraño, pero también me ayuda de algún modo... creo. Por otro lado “Sensitive New Age Guy” no habla de mí, sino de un amigo mío que se pegó un tiro en la cabeza el año pasado, cuando yo empezaba a grabar. En esa canción yo cuento su historia, como una forma de celebrar su vida.

Sobre la pregunta de por qué lo hago, pues no lo sé. Parece un reflejo natural al dolor que causa la vida, en general…

¿Alguna vez has parado de hacer canciones?

Físicamente sí, paré durante un tiempo, pero seguía componiéndolas en mi cabeza. Fue una etapa en la que viví en New York y no estaba claro qué iba a hacer con mi vida. Intentaba cosas nuevas, pensando que lo de la música no iba a terminar de funcionar. Pero seguía pensando en canciones, porque creo que no es algo que puedas frenar voluntariamente.

¿Empezaste a componer cuando eras un adolescente?

Un poco más tarde, debió ser alrededor de 1994 o 1995. Pero entonces todavía debía darme cuenta de muchas cosas. Aún no tenía claro la percepción de cómo hacer música, por qué estaba haciéndolo, eso llegó con el tiempo. En ese momento sólo piensas en emular a Radiohead o a otros a quien admiras y al mismo tiempo eso hace que escribir canciones se convierta en una experiencia frustrante, en algo cercano a lo imposible, porque aspiras a convertirse en otra cosa, no en ser tú mismo.

¿Estabas obsesionado con la idea de llegar a ser una estrella, de subirte a un escenario y disfrutar del éxito?


No. En realidad yo quería ser actor…


¿Llegaste a intentarlo?

Bueno, llegué a hacer algo de teatro en el instituto. Como todo el mundo debe saber, crecí en el seno de una familia muy religiosa y no me apoyaron con eso. En el instituto descubrí las lenguas y eso me salvó: en mi último año empecé a estudiar alemán, lo que me dio la posibilidad de concentrarme y mirar hacia delante.

¿Cuántos idiomas hablas?

Alemán, ruso, holandés, español (que aprendí hablando con mis compañeros mexicanos en el restaurante en el que trabajaba) y ahora, que estoy viviendo en Reikiavik, un poco de islandés. El islandés es un idioma extremadamente difícil porque cada adjetivo cuenta con 120 terminaciones diferentes… Sí, sin duda las lenguas han tenido una gran importancia para mí. El año próximo llegará el momento de moverme y estoy planteándome la posibilidad de venirme una temporada a España a perfeccionar mi castellano. De hecho me siento un poco culpable por no estar haciendo mis entrevistas en castellano: estoy muy cerquita, pero no termino de lanzarme.

¿Estás plenamente centrado en la música en Islandia o también dedicas tu tiempo a otras cosas?
No, en la música y en aprender la lengua, un poco lo que siempre he hecho. Me gustaría aprender a hacer jerseys allí, porque es alucinante ver a trabajar a los artesanos. Creo que ese es un desafío diario: reconocer las oportunidades que te brinda la vida cuando están delante de tus narices y aprovecharlas. Tener los ojos abiertos, en definitiva.

¿Cuál sería el consejo que le darías al joven John Grant si pudieras dar marcha atrás en el tiempo?

No es una respuesta muy original pero creo que lo que le diría es que fuera él mismo. Que ignorase todo lo que le decían los que estaban a su alrededor…


¿No lo hiciste en tu momento?

No, como te decía antes yo aspiraba a transformarme en mis héroes. En Radiohead y todos esos, en la gente que escuchaba mientras crecía: Chris & Cosey, Nina Hagen, PJ Harvey…


Me sorprende un poquito la referencia a Chris & Cosey…

Sí, era muy muy fan y todavía los escucho constantemente.

¿También a Coil?

Sí, por supuesto… Me encanta el tema “The Anal Staircase” de “Horse Rotovator”. Posiblemente ese sea mi álbum favorito de Coil, aunque también “Love’s Secret Domain”. Y ese tan extraño con un pene en la portada (no tengo del todo claro si se refiere a “Black Antlers“) ¡es un disco precioso! Cuando era un chaval estaba muy metido en la escena industrial, era muy fan de Skinny Puppy, Ministry, Front Line Assembly, los grupos de Play It Again Sam, Front 242…


Fue una escena especialmente potente entre los jóvenes de EEUU en aquellos años ¿cierto?

Sobre todo Ministry… Pero mira… (Abre su ordenador y nos ponemos a comentar su playlist de itunes, los discos de Arcadia, Chavela Vargas, Bola de Nieve, Christeene, Charo Y Su Guitarra, X-TG,… hasta que llega el turno del siguiente periodista).

Un comentario
  1. muy buena entrevista

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.