La vida es bella
Entrevistas / Aaron Thomas

La vida es bella

Cristina V. Miranda — 26-10-2009
Fotografía — Archivo

Aaron Thomas solía hacer canciones para liberarse de sus demonios, para hablar de sus miedos y experiencias. Así surgió “Follow The Elephants”, un debut íntimo y personal a partir del que comenzó a desarrollar una nueva voz, un camino por el que transitar más seguro y confiado. Así surge “Made Of Wood”, en el que nos habla de superar limitaciones y luchar por lo que uno cree.

“’Made Of Wood’ es una canción importante, por eso la elegimos como título del disco y primer single. Resume un tema que se repite a lo largo del álbum; estar hecho de madera significa estar limitado, inmóvil, que es como te sientes cuando pesa demasiado la presión que te imponen las expectativas de los demás. Es algo que yo sufro demasiado, pero al mismo tiempo, si eres consiente de tus limitaciones también vas a poder luchar para cambiarlas y mejorar tu vida”. “Made Of Wood” continúa siendo un disco reflexivo e intimista de un cantautor que necesita expresar su visión del mundo que le rodea, pero esta vez Aaron Thomas apuesta por ampliar su perspectiva y enriquecer sus historias a través de personajes diversos y complejos. “Mis canciones suelen partir de experiencias personales, pero si quería hacer más interesante mi punto de vista tenía que empezar a utilizar la tercera persona. Es algo que no hice en el primer disco, pero últimamente he estado escuchando mucho a Elvis Costello y Leonard Cohen y me interesaba desarrollar más mi faceta como letrista. Dejar de sonar tan sólo como una persona quejándose de su vida (risas). Casi sin querer salen a relucir sus influencias y Aaron se precipita a contar como han variado sus referentes a la hora de afrontar el nuevo álbum. “Antes siempre estaba intentando sonar como Jeff Buckley o Thom Yorke. Con este disco he querido admitir y mezclar mis influencias de una forma distinta, los años cincuenta, la chanson, la música del teatro... No he querido hacer un disco de folk puro sino una mezcla de muchas cosas”. Pero más que hablando de sus influencias, a Aaron se le llena la boca de alabanzas cuando sale a relucir el nombre del islandés Valgeir Sigurdsson, productor del álbum. “Le conocí gracias a un disco de Ane Brun, que me encanta, y en cuanto empecé a investigar descubrí que también había colaborado con Bonnie Prince Billy, Björk, y que había trabajado en la banda sonora de ‘Bailar en la oscuridad’, que es uno de los discos de mi vida. Me puse en contacto con él casi de broma pero cinco meses más tarde dijo que sí. Es un sueño haber podido estar en Islandia grabando con él”. Queda claro que se siente afortunado, pero su productor es sólo una de las razones. “Ahora soy más positivo y tengo más confianza en mí mismo y eso implica que también confíes más en los demás. Para este disco he tenido que aprender a introducir las ideas de otras personas, ya que es un disco con muchas colaboraciones”. En realidad, todo el álbum desprende espíritu de colaboración, no en vano en él han participado de una u otra manera tres españoles, cuatro islandeses, un americano y dos ingleses. Colaboraciones a las que no sólo tuvo que adaptarse el propio Aaron Thomas, sino también los componentes de su banda de directo habitual: Jorge Fuertes (batería), Javier Díez-Ena (contrabajo), Rebecca Lander (coros) y Abraham Boba (teclados). “Para mí es importante trabajar siempre con la misma gente, llegar a cierto tipo de conexión que ya tengo con ellos. ¡Estoy muy contento con su trabajo!”. Desde luego que lo está, y es que si algo faltaba para bendecir este disco era que además coincidiese con el nacimiento de su hija, un hecho que inevitablemente le ha influido a la hora de afrontar la música. “Algo así te obliga a ver con más claridad lo que es importante. Yo siempre he estado muy preocupado por cosas triviales, pero cambios tan profundos te obligan a replantear tu forma de ver el mundo. Ser una buena persona, responsable, y fuerte es ahora el objetivo y eso influye necesariamente en lo que haces”. Aaron continúa hablando de su momento actual, de España y de lo mucho que le gustan bandas como Nudozurdo y cantautores como Nacho Vegas, Abraham Boba o Julio de la Rosa, con los que siente “esa conexión”. Resulta evidente que se siente cómodo aquí, aunque asegure seguir considerándose un guiri, y por eso será en España (y en Portugal) donde primero se publique “Made Of Wood”. El resto del mundo, tendrá que esperar hasta 2010.

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La vida es bella
Entrevistas / The Frank & Walters

La vida es bella

Redacción — 18-04-2007
Fotografía — Archivo

Seis años después de “Glass”, su disco laberinto, The Frank & Walters regresan al panorama musical con “Renewed Interest In Happiness”, una luminosa despedida a los malos rollos que les habían mantenido alejados de los escenarios.

Paul Linehan, hoy por hoy, el cincuenta por ciento de The Frank & Walters, es un buen chico. No enciende cigarrillos y prefiere el agua con gas a las pintas de cerveza. Eso sí, que no le quiten los caballos. Paul es aficionado al polo. “Me gusta ver saltar caballos”, dice. “Soy consciente de que es una afición de tipos de más de sesenta, pero me gusta. Llevo cinco o seis años yendo a ver saltar caballos”, añade. Curiosamente, los mismos años que The Frank & Walters han permanecido encerrados en casa. En todo ese tiempo no dejaron de componer “pero lo hacíamos sin prisas, como si estuviéramos en el paro”.

"Sentimos un interés especial por la felicidad"

Todo empezó cuando su hermano les dejó y Setanta, su compañía por aquel entonces, decidió prescindir de ellos. Tenían en su haber cuatro discos, tres de ellos (“Trains, Boats & Planes”, “Grand Parade” y “Beauty Becomes More Than Life”) de una factura pop impecable, y un volantazo experimental que envolvía sus guitarras de porche irlandés en una electrónica personal e intransferible (“Glass”), y presumían, siempre desde segunda fila, de popes de un indie folk que a principios de los noventa estaba todavía por asfaltar. Los mismísimos Radiohead les habían teloneado. Noel Gallagher primero fue fan y después roadie. Todos eran discípulos hasta que los discípulos se convirtieron en estrellas. Entonces Setanta los dejó en la cuneta. “No nos molesta en absoluto el hecho de que muchas de las bandas que empezaron con nosotros sean ahora muchos más conocidas que The Frank & Walters. No nos interesa la fama. La vivimos con el primer disco, en 1993, y fue una locura. Horrible, en serio. Desde entonces, nos alegramos en segundo plano. En el fondo lo único que queremos es vivir de la música”, cuenta Paul. De ahí su regreso y su “renovado interés por la felicidad”, traducción literal del título de su quinto álbum, “A Renewed Interest In Happiness” (FIFA/Elefant). “Sí, sentimos un interés especial por la felicidad. Supongo que estamos en un momento más o menos dulce. Consideremos que hay sufrimiento de sobra en el mundo y que no es necesario incidir sobre lo triste”, dice. Temas como “C´mon”, el segundo corte del disco, una explosión de feliz nostalgia, podrían hacer las veces de carta de presentación de un álbum que pinta, sin salirse del dibujo, lo que la banda ya había pintado antes, y ni siquiera de otra manera. Aportación curiosa la de “Country Boy” y “Fight”, dos temas-disparo-melancólico grabados en una prisión (“bueno, nos pareció adecuado hacerlo para darles la fuerza que necesitan”) que enlazan con un homenaje final al jailman Johnny Cash. Por lo demás, más de lo mismo, apto especialmente para aquellos que los echaban de menos. “La verdad es que no escucho mucha música. Para mí es como llevarme el trabajo a casa. Últimamente he oído algo de Nina Simone o los Flaming Lips. The Killers me gustan bastante. Y el último disco que me compré fue uno de Prefab Sprout que tenía en vinilo”, admite, y añade, que pese a su desinformación, está al tanto de que hoy en día “la música vuelve a los ochenta, a Television y los Gang of Four”. Y sí, “Arcade Fire tienen un par de temas buenos”, pero poco más. Paul no ha oído hablar de Henry Miller, pero le parece bien que a su música se la considere “indie”. Y dice que la nueva etapa que han inaugurado con “A Renewed Interest In Happiness” promete, porque Fifa, la discográfica que ha sustituido a Setanta en sus libretos, “es más respetuosa con lo que hacemos”, dice. “Nos sentimos muy cómodos. Realmente nos dejan hacer lo que queremos”. Visita a la hípica incluida. Eso sí, no se admiten apuestas. Su caballo ganador se retiró hace demasiado. Sólo queda la eterna repetición del triunfo maquillado. Pero la vida es bella.

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