Cherry es un tipo de Alhama de Múrcia (da igual cómo se llame; se llama Cherry) cuya gloriosa ocupación son los collages. Sonoros y visuales. Suyo es el collage sonoro de “Frío y calor”, y suyo es también el collage visual del disco. Y lo cierto es que una cosa da buena cuenta de la otra. En ambos casos el resultado es todo lo que imaginas: muy pop. Pero muy pop en el sentido más artístico del tema. Porque no sólo se trata de la yuxtaposición de elementos que Cherry coge del rock, la psicodelia, la electrónica, el pop, la experimentación musical, el folk o el post-lo-que-quieras. Se trata también de la forma extravagante de hacer todo esto. Y del resultado extravagante con que uno se encuentra sin dejar de flipar con canciones como “Los misterios del universo”, “Mariposas lunares”, “Memoria Ram”, “Area 51”, “Tiempos de tempestad” o “Mutaciones en el río”. Como el primer Beck pero ahora y en castellano.
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