Corto y rápido lo hacen los chicos de Plague Vendor en su debut. Rock con actitud punk en lo nervioso e inmediato, con un innegable sabor californiano en casi todas sus acometidas, perpetradas casi sin aviso y sucediéndose unas detrás de otras, amontonadas al final como en una especie de contenedores que amenazan una ruidosa y caótica caída. “Free To Eat” es un disco sólido al que no da tiempo a poner peros, en algún lugar entre Dead Kennedys, The Hives e incluso flashes de los pasajes menos esquizoides de The Blood Brothers, pero con la personalidad suficiente como para apuntar este nombre si te van estas coordenadas. Y parte de este mérito reside claramente en un apartado vocal en el que Brandon Blaine hace un despliegue de histrionismo a todas luces efectivo, pero no sólo ahi: las guitarras destartaladas y con aires surferos, el ritmo básico y sin tregua que pide la vida presente y la velocísima captura en estudio perfectamente emparentada con la duración adecuada: todo transcurre en menos de veinte minutos.
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