Confieso que a primera escucha solo me sedujeron la gozosa “América es más grande” y el pop psicodélico de “Nadador Salvador”. Pero me leí el impagable blog de Kiko explicando su proceso de creación, lo escuche múltiples veces y así capté la magia que se creó entre estos dos compositores libres e indómitos. Ahora valoro la valentía de su desafío y entiendo como han unido la herencia del candombe, la música negra y la canción de vanguardia del uruguayo Martín, con el cruce de flamenco y pop de Kiko. Y admiro su capacidad para crear juntos esas increíbles letras que hablan como nadie de lo sublime, de lo individual, de lo cotidiano y contra la uniformidad. Ahora aprecio más esos funkies asalvajaos de “Don Perogrullo” y “Pescaito Enroscao”, la mezcla de rumba con milonga de “Sagrado Salado”, la espiritualidad de “Año Nuevo” o el tropicalismo de “Oye Paco”. Gracias Martín, porque ahora Kiko es más grande.
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