Jot Down 100 cómics
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Jot Down 100 cómics

7 / 10
Luis J. Menéndez — 19-10-2014
Empresa — Jot Down

No deja de resultar curioso que precisamente en la última década, cuando el cómic en general ha recuperado atención mediática y cierta relevancia social y la novela gráfica en particular se convierte en objeto de análisis a la altura de otras disciplinas como la literatura o el cómic, en nuestro país no haya habido apenas intentos por cerrar un canon del noveno arte. Canon que curiosamente sí se intentó construir en la década de los 90 cuando la industria tocaba fondo y (otra contradicción) proliferaban las revistas divulgativas especializadas como Nemo, Volumen, Dolmen o incluso Trama (un poco posterior).

El sitio web y puntual publicación de quiosco (donde por cierto podrás encontrar este volumen) Jot Down se ha lanzado a la aventura de listar los 100 cómics más importantes de siempre, un top que se completa además con una larga entrevista marca de la casa a José María Beroy. Lo hacen con una plantilla de críticos que se va hasta las casi treinta firmas y en la que no encontramos a prácticamente ninguno de los nombres de referencia que han venido escribiedo sobre cómic en los últimos veinte años. Sabia nueva. Aunque a tenor de la lista de cien imprescindibles tampoco es que haya entre esta nueva remesa de críticos una vocación especialmente heterodoxa . Están los pioneros impepinables, los “Little Nemo”, “Príncipe Valiente”, “Spirit”, “Krazy Kat”, “El sulfato atómico”, “Asterix” y “Tintín”, también clásicos más o menos contemporáneos evidentes –“Maus”, “Como un guante de seda forjado en hierro”, “Sin City”, “From Hell”, “Agujero negro”, “Watchmen”, “Jimmy Corrigan”, “La ascensión del gran mal”, “Persépolis”,…-, y aquellos que en el último lustro se han unido sin discusión posible a la lista –“Wilson”, “Asterios Polyp”, “Notas al pie de Gaza”, “Blankets”“Fun Home”…-.

¿Hay lugar para la polémica? Por supuesto, como en cualquier listado de estas características... En general cierta descompensación hacia el cómic contemporáneo, desde 80 en adelante. También la sensación de que la producción nacional tiene algo de cenicienta con alguna ausencia que duele (el “Paracuellos” de Giménez o el “Bardín” de Max) y decisiones “valientes” (Pedro Vera, el “Oficinista japonés” de José Domingo,…). Es la siempre complicada tarea de calibrar objetivamente y sin complejos la producción de aquí frente a la internacional.

En el apartado internacional inevitablemente echo en falta a obras del calibre de “Akira”, “Hellboy”, “Ghost World”, “Barrio lejano”, “Monsier Jean”, “Born Again”, “Tamara Drewe” o cualquier cosa de Crumb; y sin embargo encontremos títulos tan discutibles en una selección de estas características como “Quetzalcoatl”, “Mariko Parade”, “Feria de monstruos”, “Estela”, “Aldebarán” o “Scalped”. Que no haya espacio para Miyazaki, Urusawa o Maruo y sí para obras tan irrelevantes como “Bakuman” o el “Gyo” de Junji Ito sorprende. Que Maitena le “quite” el sitio a Mafalda lo hace aún más. O que la única obra que represente a Tezuka sea “Fenix” a más de uno le va a poner en guardia. Son objeciones a un top 100 en el que posiblemente nunca nos pondremos del todo de acuerdo...

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