Alter y Walter o la verdad invisible
Comics / Pep Brocal

Alter y Walter o la verdad invisible

9 / 10
Luis J. Menéndez — 16-10-2013
Empresa — Entrecomics

Pep Brocal es un histórico de la historieta en España cuya carrera recorre transversalmente diferentes etapas con tan poco que ver entre sí como la de Toutain Editor, el páramo de los 90 y el presente resurgimiento de una historieta que goza de reconocimiento, respeto y, lo que es más importante, público. Durante todo ese tiempo estuvo Brocal presente en un discreto segundo plano, colando colaboraciones para prensa y embarcándose en proyectos casi suicidas como la histórica “Mr. Brain”. Porque entre trabajos de encargo y producción desde el margen tal vez al de Tarrasa le haya faltado siempre un título de empaque para situarle a la altura de los primeros espadas. “Alter y Walter o la verdad invisible” viene a poner remedio a esa injusticia.

Formato afrancesado (un “bravo” por la edición de Entrecomics), apuesta por un elegantísimo tritono con dominio de los rojos que marca la atmósfera de la narración y libre disposición de las viñetas para una historia alucinógena en la que se adivinan los ecos autobiográficos y que difícilmente habría podido ser contada utilizando otro vehículo diferente del cómic. Y en un vehículo camino de ninguna parte arranca la epopeya de Walter, un hombre consumido por su día a día que al cruzar la puerta de un hotel de carretera se tendrá que enfrentar a una aventura kafkiana de miedo, anhelos y frustraciones representadas en la figura de un hermano con cuerpo de lagarto, su puñetero alter ego, monstruos feroces que contienen dentro de sí la esencia de los pecados capitales y un voluntarioso Steve McQueen convertido en guía espiritual.


“Alter y Walter o la verdad invisible”
suena a exorcismo, golpes en el pecho por las oportunidades perdidas y desfile de fetiches personales. Tiene algo de Lynch, algo del Neville de "La torre de los siete jorobados" y del hotel fantasmal que imaginó Kubrick. Además, comparte con Max su gusto por la aventura metafísica, aunque el urbanita de Brocal parece infinitamente más alienado que los eremitas del mallorquín. E imitando la estructura del libro y volviendo de nuevo a lo que decía más arriba, es el libro que definitivamente coloca a Brocal en el lugar que le corresponde, como uno de los grandes de cómic nacional de las últimas tres décadas.

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