FIZ Festival, el triunfo del indie patrio

Con el paso de los años el FIZ (Festival de Música Independiente de Zaragoza) ha perdido su capacidad de sorpresa (se ha podido disfrutar de Masive Attack, !!! o Rufus Wainwright), para acabar ofreciendo los grupos del panorama independiente más reclamados por el gran público.
A pesar de que el cartel de este año era más previsible que un capítulo de los Power Rangers, no se puede negar que algunos de los grupos están pasando por sus mejores momentos, llegando al gran público sin renunciar a la calidad.
Como es tradicional, abrió el festival una de las promesas zaragozanas y este año la responsabilidad recayó en El Brindador. Mientras esperamos su inminente primer trabajo, Eric Cihigoyenetche sigue regalando estupendos conciertos de folk con innegable regusto al Neil Young de “Harvest”. Cada vez suena más a banda y da más juego a los teclados.
Lori Meyers siguen gozando del éxito de su último disco y su directo no varía mucho de lo que se ha podido ver en sus últimos recitales (más rock musculoso y menos sonido de los 60). El repertorio resultó muy irregular, pero los granadinos fueron inteligentes y repartieron estratégicamente sus éxitos para finalizar de manera pletórica con “Alta fidelidad” y “Mi realidad”.
Los que no están pasando por su mejor momento son Maxïmo Park y su cuarto disco no lo va a arreglar. Planos y sin garra, solo brillaron con los hits de su primera época: “Graffti”, “Apply some pressure” y “Books from boxes”.
Love Of Lesbian estaban mostrando síntomas de agotamiento después de no haber parado de tocar por todo el país, por lo que fue de agradecer que centraran su concierto en su nuevo trabajo. Se mostraron más serenos que en otra ocasiones pero también más inflados y fue una pena que casi olvidasen sus dos primeros trabajos (tan solo rescataron “Me amo”). Pero cuando suenan “Incendios de nieve” o “Allí dónde solíamos gritar” no queda más remedio que rendirse ante ellos.
Cerró la noche el pop chiripiflautico de La Casa Azul (en la foto), con un Guille Milkyway ya totalmente desacomplejado y con un espectáculo visual deslumbrante. Es, sin duda, uno de los mejores compositores de pop del país, pero el sonido resultó plano y su voz quedó sepultada bajo las bases programadas, tanto que los mejores momentos llegaron con Guille acompañado del piano.