ROADBURN FESTIVAL

En Holanda no han tenido suficiente con el completísimo Dynamo en Eindhoven y nos ofrece año tras año un cartel sorprendente en el Roadburn. Está claro que el festival está dirigido a un público muy específico y nada mainstream, por lo cual todavía es más admirable descubrir lo bien organizado que está todo. Sonido excelente, tres salas distintas de lo más moderno, muchas barras, cervezas a poco más de un euro y todo eso por veinticinco euros de entrada. En esta décima edición nos pudimos encontrar con grandes figuras del stoner rock, del doom, del space rock o del rock sin más. Desde Electric Wizard, High On Fire, Brant Bjork & The Bros., Sunn 0))), Alabama Thunderpussy, o Space Ritual. El cartel era perfecto, pero lo que no lo era tanto era a la velocidad a la que se sucedían las actuaciones (todas ellas muy cortas, eso sí, por debajo de una hora), que en muchos casos coincidían a la misma hora. De ahí que lo mejor fuese centrarse casi exclusivamente en el Extra Heavy Stage, donde la fuerza primitiva campaba a sus anchas. Nadie mejor para abrir el escenario que los lords of the drones, Sunn 0))): dos guitarras, un Moog y un portátil haciendo retumbar las paredes de la sala de un modo espectacular a base de frecuencias ultragraves y un volumen ensordecedor que nos hicieron temblar hasta los tejanos. Y todo ello golpeando las cuerdas con la parsimonia de un astronauta, celebrando una eucaristía pagana con vino, y dejándonos ver sus largas barbas saliendo de sus hábitos blancos de monje casi demoníaco. Una experiencia única, pese a utilizar la menor cantidad de notas posibles, que echó mano de un popurrí de algunos de sus temas debido a lo extenso de sus composiciones. Lo siguiente fue escaparme unos momentos para ver a Brant Bjork, entre tema y medio y dos temas y comprobar cómo estaba todo aquello. Desgraciadamente no fue capaz de repetir lo que vimos este pasado otoño en Barcelona, pero bueno... así funcionan las cosas. A continuación pudimos ver a Alabama Thunderpussy descargando su rock metal sureño como nadie, centrándose principalmente en su último trabajo, “Fulton Hill”. Después de la gran descarga de los de Virginia, aparecieron en el escenario High On Fire, con Matt Pike intentando que su guitarra sonase como le gusta y, al no conseguirlo, solucionarlo todo a base de sonido. Su actuación fue increíble, de las mejores que un servidor recuerda a lo largo de su vida. ¿Cómo tres tíos pueden meter más castaña que Motörhead, Hellhammer y Venom juntos? Primitivos como nadie, como un batallón de guerreros orcos, High On Fire nos dejaron convencidos de haber presenciado un concierto para el recuerdo. Pike no dejó de rascar sus cuerdas (excepto cuando tuvo que devolver en lo alto del escenario) como poseído por el diablo y el nuevo bajista (Joe Preston, ex Melvins) se mantuvo en todo momento a la altura de las circunstancias. Unos cincuenta minutos de auténtica descarga de metal, abriendo con “Devilution” y siguiendo con una gran selección de temas de sus tres trabajos: “Eyes & Theeth”, “Face of Oblivion”, “Blood From Zion”, “To Cross The Bridge”, “Hung, Draw and Quartered” o “Black Blessed Wings”. Y llegó la hora de ver a los dioses del doom, Electric Wizard, quienes presentaban nueva formación, con Jus Osborn demostrando los motivos por los que es uno de los grandes del género. Su batería, Justin Greaves, resultó ser un músico increíble, casi tanto como su segunda guitarrista, Liz Buckingham de Sourvein. Su set abarcó temas de todas sus épocas abriendo, cómo no, con “We Live” para que nos quede claro que vuelven a estar ahí, para seguir con cortes de su nuevo trabajo como “Eko Eko Azarak”, “The Sun Has Turned to Black” o “Another Perfect Day” y una extraña versión de “Supercoven” algo más corta que la original y con menos rabia, pero no menos efectiva y aplastante.