"Nadie inventa la rueda hoy en día"
Entrevistas / James Vincent Mcmorrow

"Nadie inventa la rueda hoy en día"

Marta Terrasa — 15-09-2016
Fotografía — Sarah Doyle

“We Move” ( 16), tercer esfuerzo de James Vincent McMorrow, es el resultado de avanzar por el más incierto de los caminos para asegurarte de que al final acabarás por conocerte mejor. Ahora faltará ver cómo lo defiende sobre un escenario. Podremos verle en Bilbao (29 octubre, BIME), Madrid (30 octubre, Joy Eslava) y Barcelona (31 octubre, Barts).

“Este es el disco que he querido hacer desde que tengo dieciséis años, en el que uno la faceta de cantautor con el hip hop”, asegura James al otro lado de la línea. No, aquí no hay camisas de cuadros ni cabañas en el bosque. Solo un giro en el sonido, pese a que temas como “Cavalier” ya advertían lo que latía bajo la piel del irlandés. “Ya no me escondo. Este es mi disco más sincero, el más valiente. Cuando estás componiendo por tu cuenta es complicado estar seguro de ti mismo. Te entran las dudas sobre si escr+ibir en la misma línea que hasta el momento, repetir la fórmula que ha funcionado, o bien comprometerte con lo que tienes en la cabeza. Es un equilibrio complejo”. Si en “Post Tropical” (14) escondía su voz bajo capas y texturas a causa del miedo, en “We Move” posa desnudo sin complejos. “La simplicidad se asocia a menudo con un tío con una guitarra o con un piano, pero no creo que sea la única manera de expresar tu verdad. Quiero expresarme, pero también quiero oír sintetizadores, guitarras, percusión… ¿Por qué tiene que ser orgánico versus electrónico?”, se pregunta el irlandés, para responderse casi al instante. “Gracias a ‘Cavalier’ comprobé que la gente entiende esta dualidad y yo les entendí a ellos mejor. Nadie inventa la rueda hoy en día: se trata de hacer algo único, honesto y que para ti tiene sentido”.

"Amamos la música por encima de estilos y con este disco espero acabar con los estereotipos”.

Un disco que camina entre claroscuros, buscando -ahora viene el cliché- lo sincero y bonito de esas miserias que todos tenemos. La pegadiza “Evil” es un gran ejemplo de cómo un trauma -habla de la anorexia que sufrió el cantante de adolescente- se puede inspeccionar con otra perspectiva. Un acercamiento nada aséptico, en el que puedes terminar manchándote. “Me fascina la idea de contrastar lo triste con la felicidad. Este disco trata de la vida. ¿De veras tengo que escribirlo en clave menor y hablar de cosas tristes todo el tiempo? Incluso en los momentos más oscuros hay algo que podrás aprender, si quieres”. Se trata de la primera canción que compuso para el disco y es, sin duda, el eje sobre el que este se estructura.

Todos recordaremos el lacrimógeno anuncio de la lotería en el que sonaba su canción “Glacier”, cuyo éxito generó una locura alrededor de “Post Tropical”, su segundo disco, publicado a principios de 2014. En aquellos días, el disco también empezaba a funcionar internacionalmente. Fue entonces, estando de gira, cuando decenas de productores y artistas le pidieron al irlandés que les compusiera algún tema. “Dije que sí a un par que admiraba y respetaba, aunque no me gustaba la idea de escribir para nadie. Resulta que cuando lo hacía, era capaz de alejarme de las canciones -ya que no eran para mí- y resultó que fueron las más auténticas y personales”, recuerda sonriendo. “Para entonces le había enviado algunos temas al productor Nineteen85 y me respondió un email diciendo que ya estaban trabajando en mi disco. No me había dado cuenta de que esas canciones al final eran MI disco. Lo que siempre había querido”, comenta emocionado. Canciones compuestas a camino entre Irlanda, Barcelona y finalmente, Canadá. James y el resto del equipo se conocieron en Los Angeles y enseguida conectaron, aunque “no pensé que iba a trabajar con ellos. Simplemente me gustaba pasar el tiempo con 85 y tener la oportunidad de estar cerca de alguien a quien admiras es genial”. James se confiesa admirador de la coherencia sónica y la manera de trabajar del equipo OVO. Por eso fue clave contar con los productores Nineteen85 (Drake), Two Inch Punch (Sam Smith) y Frank Dukes (Kanye West, Rihanna). La mezcla corrió a cargo del héroe Jimmy Douglass, quien ha trabajado con Timbaland y otros grandes nombres, aportando esa calidez vintage al disco. “Cuando nos pusimos a grabar el disco, todo fue muy natural. Éramos solo amigos, con la confianza suficiente como para que me dijera ‘esto apesta’. Y yo por mi parte, podía defenderme y discutir cada punto”. recuerda el irlandés. Aunque muchos esperarían de él que fuera una versión junior de Bon Iver, James ha optado por explorar sonidos alejados del folk y más cercanos a la música negra. “Todos crecimos escuchando lo mismo y queriendo tener un grupo. Amamos la música por encima de estilos y con este disco espero acabar con los estereotipos”. Un deseo ambicioso que se desarrolla en las diez canciones de “We Move”, todas ellas piezas escurridizas ante las etiquetas. Y es que McMorrow lo tiene claro. “Estamos en 2016 y los géneros se diluyen. Te gustan letras, melodías o el groove. Así que con suerte la gente lo escuchará sin prejuicios y conectará con él. Es mi disco más íntimo y la primera vez en la que no me escondo”.

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