Poesía y canciones
Conciertos / Mcenroe

Poesía y canciones

8 / 10
Raúl Julián — 05-04-2016
Empresa — Subterfuge Records
Fecha — 02 abril, 2016
Sala — La Cueva del Jazz en Vivo
Fotografía — Raúl Julián

Hay bandas con un ADN especial, tremendamente particular. Tal es el caso de McEnroe, quienes disco a disco han ido confirmando (y perfilando) las brutales especificidades de su personalidad creativa, hasta convertirse en inconfundibles. La formación liderada por Ricardo Lezón cuenta además con una específica capacidad para emocionar, circunstancia ésta que acontece única y exclusivamente en base al poder de convicción de sus canciones, sin añadidos ni retoques forzados o incómodos.

Son todas ellas cualidades que el grupo muestra siempre en su versión de estudio, pero que sobre el escenario desbordan extraordinariamente hasta inundar una sala que, en esta ocasión, lució prácticamente llena. Los vizcaínos defendieron en directo el espléndido “Rugen las flores” (Subterfuge, 15), con un inhabitual formato de trío que incluye batería, doble guitarra y ausencia de bajista. Una elección que, a la postre, resultó propicia para definir una sobriedad tan natural como necesaria a la hora de expresar con máxima credibilidad ese nido de sentimientos contenidos en cada una de las piezas seleccionadas.

De este modo y ante la respetuosa respuesta del público se sucedieron composiciones como “Caballos y palmeras”, “La cara noroeste”, “Cae la noche”, “Las Mareas”, la propia “Rugen las flores” qua da título al álbum o “Coney Island”, en base a una interpretación impecable donde las funciones de cada miembro resultan perfectamente definidas y orientadas al conjunto. El grupo despliega así su principal activo con concentración y extremo cuidado, apostando por una poesía sentida e hipnótica que, después de mutar en canción, resulta al mismo tiempo delicada y arrasadora.

Y es que Lezón no posee una voz estrictamente portentosa, pero cuenta con la peculiar capacidad de atravesar al oyente con cada una de sus ejecuciones, contando en varios momentos con la colaboración vocal de la zamorana Verónica García. Fue, en definitiva, el triunfo maravillosamente extraño de una belleza dolorosa, compartida sin reservas y escalofriantemente descriptiva.

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